En un mundo tan tecnificado, opaco, incomprensible, ... de la ingeniería financiera se abre paso el hombre. A vuelo el hombre, el ser humano. Ha fallado el sistema, ha fallado la economía de mercado, pero, sobre todo, ha fallado el ser humano guiado, supuestamente, por los intereses racionales. Se habla de la avaricia como la causa última. Se habla del miedo, de la falta de confianza, ... se habla de la irracionalidad, en suma. La irracionalidad de considerar que un bien, en este caso las viviendas, no perdía valor y que se revalorizaría de manera eterna. Todos hemos creído en este mito, tanto los banqueros como los propietarios de viviendas. ¿Quién puede decir lo contrario? Ahora viene la época de las culpas: en nuestra cultura, la culpa es del dinero, de los banqueros, de los avariciosos, ... del mercado. Como se decía en aquel anuncio de perfume: ¡vuelve el hombre!