Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2015

Ha muerto la política, no el bipartidismo

Las elecciones son el único banco de datos que combinan solidez, veracidad e importancia sobre el que construir análisis políticos de cierto fundamento. El resultado de las elecciones al Parlamento de Andalucía nos permite extraer ciertas conclusiones categóricas. Una primera conclusión es evidente: ha ganado el PSOE, con el mismo número de escaños, pero perdiendo poco más de 100.000 votos. Otra conclusión igualmente clara es la severa derrota del PP. Ha perdido más de 500.000 votos. Los electores han castigado al PP. O mejor, han castigado al partido del Gobierno; han castigado al Gobierno. La irrupción de dos partidos, Podemos y Ciudadanos, ha sido celebrada como el comienzo del fin del bipartidismo. Los dos grandes partidos siguen concentrando el 60 por 100 de los votos. Pero la tendencia decreciente es notable. Mientras que la irrupción de Podemos ha sido por debajo de sus expectativas, lo que se ha vivido por sus partidarios como una decepción, la llegada de Ciudadanos ha suscita

Tienen razón, pero se equivocan

En estos días hemos asistido a una extraña polémica: tienen o no ánimo de lucro los partidos políticos. El contexto no puede ser más revelador. La investigación penal para depurar responsabilidades por los casos de corrupción asociados al denominado asunto Gurtel. Como es conocido, el Magistrado del Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional, P. Ruz, requirió a la Agencia tributaria (AEAT) para que determinase la tributación por el impuesto de sociedades, en el año 2008, correspondiente a las donaciones ilegales percibidas por el Partido Popular. La polémica de fondo que parece enfrentar al instructor con la AEAT se refiere a la tributación de estas donaciones. Unos sostienen que tributan; otros, que están exentas. Las consecuencias son relevantes: si tributan y no lo fueron, como así sucedió, se habría cometido un delito contra la Hacienda. En caso contrario, no existiría tal delito. A esta controversia, que deberá dirimirse en sede judicial, se ha sumado la polémica en relación con un

Independencia judicial, idus de marzo

Los idus eran, en el calendario romano, días especialmente propicios. En particular, los de marzo. El asesinato de Julio Cesar en el año 44 a.C., precisamente, en estas fechas, cambiaron la apreciación. En el caso de la Justicia española, es también una fecha poco propicia. Así viene sucediendo desde el año 2013. Desde que la Comisión de la Unión Europea publica EU Justice Scoreboard ( aquí ) . Los idus de marzo nos saludan con los peores datos. Los que nos hablan de la ausencia de independencia. El peor de los calificativos que se puede aplicar a la Justicia. En este año, se repiten los resultados. Incluso, se empeoran. Si los de los años 2010-2012 puntuaban la independencia judicial con un 4, en el último periodo, el correspondiente a los años 2013-2014, la puntuación baja a 3,2. La Comisión extrae el dato del Global Competitiveness Index del año 2014-2015 ( aquí ). El que nos coloca, en este apartado, en el puesto 97 del ranking de los 144 Estados evaluados. Esto si

Los cambios en la era de Terminator

Las últimas encuestas vislumbran el cambio político en España. Los partidos de y para el poder se agotan. La corrupción ha terminado por minar la legitimidad y la credibilidad. El español ha demostrado que tiene un enorme sentido de la estabilidad. Que tiene confianza hasta que dice basta. Hasta que se siente engañado y traicionado. Decide emprender el camino de la alternativa. El círculo crisis y corrupción ha terminado por crear un nuevo actor del cambio. Un nuevo actor político que, después de tanto sacrificio y de tanto abismo, no tiene miedo a que la política sea gobernada por un criterio de moralidad que combine el cumplimiento de las promesas con la rectitud en el manejo de los caudales públicos. La España de los próximos años no es la que hemos vivido. Los retos que se vislumbran son extraordinarios. Algunos están tomando cuerpo en los últimos tiempos. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos en su informe anual “Worldwide Threat Assessment” enumeran las cinco principal

Insignificancia circense

Era inimaginable pensar que la independencia de los reguladores fuese noticia y, de primera página, en la prensa y no sólo la especializada. En los últimos días, la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) ha estado en el foco mediático. Ciertas decisiones e, incluso, anuncios de decisiones, de la CNMC, han suscitado una reacción, incluso, airada, por parte de los directamente incumbidos. Las empresas a las que se les anuncia que podría imponérseles obligaciones que supondrían la compartición de sus infraestructuras (caso de la fibra óptica) o la de aquellas otras a las que se les castiga con importantes multas (caso de las empresas de distribución minorista de combustibles de automoción). A todo esto se escenifica una disputa en el seno de la denominada Sala de Competencia de la indicada Comisión, en la que dos de sus miembros han convertido su disidencia en conducta recalcitrante. La tormenta perfecta. El ciclón externo con el interno. Una ciclogénesis explosiva.

Pitos a la libertad

No suelo escribir sobre mis experiencias personales. Cuando regresaba en el AVE, a mi casa en Madrid, después de cumplir con mi docencia en Barcelona, consultaba las noticias. Me topé con una información inicialmente intrascendente. Lamentablemente intrascendente. Los pitidos al himno nacional y al Rey. El incidente se produjo durante la final de la copa del Rey de baloncesto celebrada en Las Palmas. No suelo reparar en la información deportiva (salvo que se trate de la Unión Deportiva). Me interesó por dos motivos. Uno, sucedía en Canarias. El segundo, porque, desde la final de la copa del Rey de fútbol entre el Real Madrid y el Deportivo de La Coruña del año 2002, estoy muy sensibilizado. Fui acompañado por mis dos hijos. Eran muy pequeños. Gabriel tenía 8 años y Andrés 6. Cuando se oyó el himno nacional, inmediatamente después de la entrada del Rey, los aficionados gallegos prorrumpieron en silbidos. Mis hijos, acostumbrados a lo que habían visto en Estados Unidos, no entendían nada

Diferencias ideológicas. Diferencias políticas.

El otro día leía que en Inglaterra y Gales, la cuna de la democracia moderna, la de la libertad, la policía había aplicado en el año 2013 en más de 430 ocasiones la pistola eléctrica a niños y jóvenes. Y que era una tendencia en alza ( aquí ). ¿Qué sucedería entre nosotros si la policía española la aplicase? Ya tendríamos en primer lugar a los nacionalistas, por supuesto, catalanes, dando lecciones de tolerancia, respeto, democracia, progreso. A la que se sumaría, las izquierdas si gobierna la derecha, o la derecha si gobierna la izquierda, para denunciar la brutalidad policial que, en el caso de las izquierdas, se extendería a la denuncia del tradicional autoritarismo de la ideología de la derecha, mientras que la derecha, criticaría la ineficacia, el derroche y la incompetencia de la izquierda. En definitiva, el fin del mundo. ¿Qué ha sucedido en el Reino Unido? Nada. Nadie ha cuestionado, ni la historia, ni la legitimidad de las instituciones, ni la policía, ni