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Mostrando entradas de agosto, 2015

Ninguna Constitución salvará a España de la sinrazón

Entre la Púnica, las reuniones inoportunas del Ministro y la amenaza secesionista, se abre paso la reforma constitucional. No es precisamente el contexto ideal. Nunca lo hay. El proceso constituyente siempre se presenta como la esperanza frente a los males. La Constitución, la nueva, es como el bálsamo que lo curará todo. Es la esperanza política que encuentra en el texto constitucional la solución. La canalización de la ilusión. Como la Pepa, la Constitución de 1812, que fue elevada, por los progresistas y liberales españoles del siglo XIX, a la biblia en la que mostrar las excelencias de sus ideales. Todo falso. Y todo verdadero. Es la política. No es el Derecho. La lógica jurídica se muestra expectante; incluso, sorprendida. Los juristas no creemos en el Derecho de la misma manera que los políticos. Éstos necesitan algo que enseñar. Como la pieza de caza que mostrar. La cabeza del león Cecil. Esto es de lo que soy capaz de hacer. Es mi solución. Es mi trofeo. En un mundo cada vez