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Mostrando entradas de diciembre, 2016

Sobre la promoción interna en la función pública y su aplicación a la Universidad

El Estatuto Básico del Empleado Público (Texto refundido aprobado por el Real Decreto Legislativo 5/2015, de 30 de octubre ) consagra, entre otros derechos individuales de los empleados públicos, el relativo a "la progresión en la carrera profesional y promoción interna según principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad mediante la implantación de sistemas objetivos y transparentes de evaluación” (art. 14). En el artículo 16 se insiste sobre este particular cuando vuelve a reiterar, en relación con los funcionarios, que tienen derecho a la promoción profesional. Esta se produce en el seno de la carrera profesional entendida como “conjunto ordenado de oportunidades de ascenso y expectativas de progreso profesional conforme a los principios de igualdad, mérito y capacidad” (art. 16.2). Las leyes de la función pública, al regular la carrera profesional, deberá, entre otras, contemplar, en los términos del artículo 16.3, la que denomina como “Promoción interna vertical,

¿Qué le pasa a la Universidad?

Las informaciones sobre el masivo plagio atribuido por distintas informaciones (véase las publicadas por El Mundo: aquí  y aquí ) al actual Rector de la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid, ha vuelto, una vez más, a colocar a la Universidad española en el centro de la polémica. Reconozco que no es un tema que me resulte agradable. Ya he tenido experiencias muy desagradables con la endogamia Universitaria. Sin embargo, no se puede negar lo que resulta escandalosamente evidente: España tiene un problema que se llama Universidad y los principales responsables son, en distinto grado, los universitarios, quienes, utilizando distintas vías, han podido capturar al poder político. Es tradicional, entre nosotros, echar la culpa al vecino de todo lo que sucede y, en última instancia, al poder, al Gobierno, al Estado. En el caso de la Universidad, creo que el problema es justo el contrario: la autonomía universitaria, su interpretación y su práctica; el excesivo poder reconocido a las Universi

La deseable judicialización de la política

Los términos “judicialización de la política” se han convertido en argumento recurrente de los secesionistas. Comienzan afirmando tal judicialización para, a continuación, proclamar la politización de la justicia y terminar pregonando la baja calidad de la democracia española. Éste es el punto de llegada. Aquél, no más que una estación de comienzo. Forma parte de su política de desprestigio con el que sostener su autoritario proceso contrario a Derecho y a la democracia. La presencia, cada vez más relevante, de los jueces en asuntos clave, de mucha significación social, es debida, fundamentalmente, a la considerable expansión de los derechos fundamentales después de la Segunda Guerra Mundial. No sólo la expansión nominal, sino la fáctica. Los Tribunales son los garantes de dicha facticidad. En nuestra Constitución se ha consagrado el derecho a la tutela judicial efectiva en el ejercicio de cualquier derecho o interés (art. 24). Es la raíz última de la presencia tuteladora de los jueces

Sentimientos catalanes

Cuando el Gobierno de España, en la persona de su Vicepresidente, comienza a dar los primeros pasos de la “nueva” política en relación con el mal llamado problema catalán, se encuentra con dos gestos de una carga, más simbólica que real. Por un lado, directivos de empresas se incorporan al Consejo consultivo de DiploCat, el Consejo de Diplomacia Pública de Cataluña y, por otro, la convocatoria, por parte del Presidente de la Generalitat, de una cumbre sobre el referéndum secesionista. El que directivos de empresas se comprometan con las actividades de un organismo entregado, como se puede fácilmente comprobar, a difundir las tesis secesionistas por el mundo, nos muestra, a mi juicio, que algo se debe estar haciendo rematadamente mal para que los empresarios, singularmente de tanta relevancia, no hayan entendido las consecuencias de la secesión de Cataluña. Ya no hay confusión ni ignorancia posibles. Las posiciones de unos y de otros están perfectamente definidas. No hay errores de juic

Emociones y sentimientos (políticos)

La lectura de un libro maravilloso, el de Martha C. Nussbaum ( Emociones políticas. ¿Por qué el amor es importante para la justicia? Ed. Paidós, Barcelona, 2014)  suscita, como una cuestión, aparentemente superficial, la diferencia entre emoción y sentimiento. La autora no se entretiene en este interrogante. Parece entender que son términos sinónimos. No parece que esta confusión sea el fruto de una deficiente traducción. Tanto en castellano como en inglés ( emotion y feeling ), los dos términos están diferenciados. Y, también, con el mismo criterio. Si acudimos al Diccionario de la Lengua Española, emoción es, en su primer significado, "alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática". En cambio, sentimiento es "estado afectivo del ánimo". En ambos casos, hablamos del " ánimo " de una persona. Hablamos de una situación psicológica, definida, según el mismo Diccionario, como "actitud, di

¿Marcan los radicales la reforma constitucional?

Ahora que se cumplen 38 años de una muy joven Constitución, en términos históricos, la reforma se ha colado en el debate político. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta dos cosas, la primera, que se trata de una reforma, no de una revolución y, la segunda, que la condición imprescindible es el acuerdo. Es necesario recalcar que no se trata de hacer una revolución en el edificio constitucional; sólo de mejorarlo. Dos reformas son imprescindibles. La primera, todo aquello que ha quedado desfasado. La parte de la organización territorial es la más necesitada. En sus orígenes, se planteó sobre la base de un derecho, el de la autonomía, que el artículo 2 reconocía a nacionalidades y regiones. Se contemplaba el procedimiento para que alcanzasen la autonomía. Desde el momento en que todas lo han hecho, ya no tienen sentido los preceptos constitucionales que lo regulan. Ya se ha conseguido lo que inicialmente parecía reservado para algunas o, al menos, sólo inicialmente. Hoy, como resulta e

No es la corrupción

El fallecimiento, sorpresivo, de Rita Barberá ha causado un impacto considerable. Hay varios planos de análisis. En el político, se quiere aprovechar para “revisar” la reacción cuando un cargo público es acusado, formalmente, de corrupción. En el mediático, también el tratamiento. Y, en el social, no parece que haya provocado una reconsideración de cómo se debe actuar. Ciertamente, el fallecimiento de la persona merece respeto y suscita afecto hacia la familia. Es un ser humano. Una mínima empatía, nos hace partícipe del dolor y del sufrimiento. Se ha afirmado que la corrupción está en el ser profundo, egoísta, oportunista, de los seres humanos. Esto vendría a explicar que ha convivido con nosotros desde siempre. La corrupción es atemporal, acultural y apolítica. Se ha producido con independencia del tiempo, del lugar y de la configuración política de las naciones. Puede haber diferencias respecto de la intensidad, las características e, incluso, la extensión política y social, pero si