He participado esta semana en las 4 jornadas del Seminario Internacional de Comarcas Sostenibles organizadas por la Mancomunidad del Sureste de Gran Canaria. Impartí una conferencia titulada "La contribución del Derecho al desarrollo sostenible". La experiencia me ha resultado muy interesante pero, sobre todo, emocionante. Emociona observar que en Canarias, tu tierra, algunos están comprometidos con hacer bien las cosas: aplicar la sostenibilidad como directriz central del gobierno local, como hacen los Municipios del Sureste (Agüimes, Ingenio y Santa Lucía). Ojala la excepción se convierta, algún día, en regla. Mi felicitación y mi agradecimiento.
En el momento presente con la corrupción como uno de los grandes protagonistas, uno de los temas de debate es el relativo a su fuente, su origen, al menos, psicológico. Dos palabras aparecen como recurrentes: avaricia y codicia. Son palabras muy próximas en su significado pero distintas. Según el Diccionario de la Lengua española, avaricia es el "afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas". En cambio, codicia es el "afán excesivo de riquezas." En ambos casos, se tratan de afanes, deseos, impulsos que tienen por objeto las riquezas. Las diferencias se sitúan, en primer lugar, en el cómo se hacen realidad tales impulsos. En el caso de la avaricia, es un deseo "desordenado". En cambio, de la codicia nada se dice, sólo que es "excesivo". Sin embargo, también el exceso está presente en la avaricia. Es más, se podría decir que el afán desordenado es, en sí mismo, un exceso. Así como también lo es el deseo de atesorarlas. En e...
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