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Mostrando entradas de septiembre, 2019

Algoritmo judicial frente al miedo

Se aproxima la fecha en la que conoceremos la Sentencia del Tribunal Supremo que resuelve la causa denominada del “Procés”. Se comienza a recordar lo obvio: las sentencias se deben cumplir. Y, a continuación, se hace noticia los rumores sobre el reforzamiento de la policía y la guardia civil en Cataluña. El resultado final es la transmisión del miedo. ¿Puede un Estado democrático de Derecho sentir miedo? El Estado no siente. Sus servidores, sí. A los jueces que han de emitir el fallo no les va a temblar el pulso. Son magistrados muy experimentados; lo mejor de la carrera judicial y extraordinarios juristas. Pero la presión ambiental existe. La suave, la líquida, la indefinida. Qué decir de los magistrados radicados en Cataluña. El bombardeo constante, incluso, a través de sus familias, sus hijos. El repudio a la función que despliegan. El sentir el rechazo; no hay invitaciones; el vacío. La función jurisdiccional no puede ser automatizada. Hannah Fry en un extraordinario libro (“ Hola

"Investir al presidente"

Investir al presidente. Se ha llegado a decir. En las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros, en el más obsceno ejercicio de confusión entre instituciones y partido, se exponen y defienden las consignas del partido socialista. Hemos visto a la portavoz, la Ministra Celaa, hacerlo, olvidando su condición institucional. Sin rubor alguno, ha asumido, utilizando el atril de la portavocía del Gobierno, el de vocera de un partido. “Queremos una investidura en septiembre”. Es el Gobierno, en funciones, el que quiere una investidura. Otra muestra de cómo se han roto los diques que separan las instituciones de los partidos. Sorprendía, a algunos, el cómo el partido socialista había ofrecido a Unidas Podemos ocupar puestos de relevancia en órganos constitucionales y en organismos reguladores. Una propuesta tan disparatada que, incluso, a los supuestos beneficiarios, escandalizaba. “¿Cómo se puede ofrecer puestos en organismos que deberían ser neutrales; en manos de técnicos?” Se ro

Platonismo y corrupción

Platón ilustró su teoría de las formas o de las ideas sirviéndose de la alegoría de la caverna. El atrapado en la cueva sufre la confusión entre el mundo de las imágenes de los sentidos y el de las ideas o formas. Sin embargo, son las formas o las ideas puras la “única realidad verdadera”; las cosas individuales caducan, pero las ideas siguen existiendo como sus arquetipos imperecederos (Hans Joachim Störig). Una de las ideas platónicas estrellas del discurso político es la de la “independencia” de los reguladores; una vez más puesta de actualidad por la negociación de investidura entre el PSOE y Unidas Podemos, cuando se han ofrecido “puestos” en los organismos reguladores como moneda de cambio. ¿Independencia de quién? ¿independencia para qué? Son las preguntas que se reiteran. Las respuestas son decepcionantes; lo son por el prejuicio platónico. En primer lugar, es imprescindible distinguir entre política y partido. Max Weber definía la política como la aspiración de poder. El poder

Contra las instituciones, soplidos de displicencia

Hugh Heclo (" Pensar institucionalmente ") definía a las instituciones como el esqueleto del cuerpo social. Si el esqueleto presta sostén mecánico, dispensa protección a los órganos internos y permite la locomoción, a una comunidad le facilita servicios equivalentes. Es un conjunto de reglas, no necesariamente formalizadas, que proveen de protección, sostén y vida. Las reglas compartidas que ofrecen la estructura (normativa) sobre la que descansa la convivencia y la cooperación. Son las que hacen posible el salto de la solidaridad estrecha del ámbito familiar a otro más extenso, el de la nación; del “yo-familiar”, se pasa al “nosotros”, porque somos “hermanos”. El amor a la patria, como ha estudiado Maurizio Viroli, es un sentimiento que rompe la barrera familiar (natural) para comprender a toda la comunidad. El patriotismo es, en el sentido republicano, el amor a una colectividad, organizada institucionalmente por una Constitución, en la que se garantizan los derechos y libe