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Mostrando entradas de septiembre, 2018

Quebec, ¿solución política para Cataluña?

Roy Sorensen afirma que una paradoja es una pregunta con demasiadas buenas respuestas. Algunas de ellas son, incluso, razonables, conforme al sentido común. Otras, en cambio, no. Aquellas serán aceptadas, estas otras, rechazadas. La paradoja se alimenta tanto de la contradicción como de la apariencia. Una primera impresión, fácil, sencilla, encamina hacia una solución (equivocada). En cambio, otra segunda, la del pensamiento lento de Kahnemann, indica otro camino y otra respuesta (correcta). Quebec, como ha vuelto a reiterar el presidente Sánchez, es presentada como ejemplo de solución política para Cataluña. Es, en cambio, un ejemplo de pensamiento paradójico. La primera impresión, la de referéndum es equivocada. Sánchez afirmó, que “es un ejemplo de que desde la política se pueden encontrar soluciones a una crisis secesionista, aunque cada país tiene sus caminos”. Parece referirse a que el referéndum de secesión es la respuesta. Olvida, en cambio, lo más importante; lo que le tuvo qu

Hipocresía y tesis de Sánchez

La hipocresía ha sido un asunto relevante en el pensamiento político liberal. El término es de raíz griega, relativa al papel que, en el teatro, desempeñan los actores. Es lógico por qué, desde esa raíz, ha evolucionado hasta el significado actual de fingimiento. Hipocresía es tanto la máscara como el disimulo. El actor, como en el teatro griego, se coloca una máscara para no ser “yo” y fingir ser “otro”; el “yo” se distancia gracias al disfraz del “otro”, el rasgo más sobresaliente del actuar. La democracia es una forma de gobernar el poder; la fuente, el ejercicio y el fin están referidos al pueblo. El gobernante, en la democracia, es un actor en el escenario del pueblo. Hobbes detestaba a la democracia, la griega, la que pudo estudiar, precisamente porque hacía del fingimiento la manera de ejercicio del poder; un incentivo al oportunismo; se actúa para contentar lo que en cada momento ese pueblo reclama. Es contradictorio que al gobernante se le reclame, al mismo tiempo, que se quit

Dictadura de "un sole poble"

Manuel García nació en Castro del Río (Córdoba); llegó a Cataluña hace 50 años. Convertido en pequeño empresario de la restauración, regenta un negocio en Blanes. Simpatizante del PSC, ha dicho basta; basta a los lazos amarillos en su negocio. La reacción del “poble” es la conocida: el boicot, las amenazas, las agresiones, ... El pasado sábado sufrió un escrache promovido por los partidos y organizaciones secesionistas, encabezados por el Comité local de Defensa de la República (CDR). No es el único caso. Es la “otra” Cataluña, la que Q. Torra y sus seguidores se niegan a reconocer. Como ha afirmado Torra, “un catalán que aspire a ser español no es nada”. Es la nada; no existe; no debe existir. Niegan su existencia, niegan sus derechos. Manuel ya prevé que deberá irse, como tantos otros. La Cataluña “oficial” es otra, a la que Torra se dirigió en su conferencia del pasado martes; la que inaugura el mes de gloria del secesionismo; la expresión esencialista del nacionalismo, de lo qu

Invención

No hay nacionalismo sin nación, pero no hay nación sin nacionalismo. La nación es el principal resultado del éxito del nacionalismo. El razonamiento se vuelve circular, hay nación porque hay nacionalismo y hay nacionalismo porque hay nación. Este es el principal logro. La Diada es el mejor ejemplo. El historiador Jordi Canal ha explicado que su origen se remonta al año 1886. Varios jóvenes miembros del Centre Català organizaron un funeral, dedicado a los que murieron “en defensa de las libertades catalanas destruidas por Felipe V con la toma de Barcelona”. A partir de aquí, se inventa la historia hasta el momento presente. Como concluye Canal, “aunque han pasado ya tres siglos desde los acontecimientos del final de la guerra de Secesión y casi nada vincula el presente con aquel entonces, los nacionalistas se esfuerzan en revivirlos cada año, construyendo el mañana desde el ayer”. Y, sobre todo, construyéndolo sobre una mentira. El 11 de septiembre de 1714 no fue el de la derrota de Ca

Infamia y honra

Infamia es una palabra que, según el Diccionario de la Lengua española, tiene dos significados. Por un lado, es descrédito, deshonra; y, por otra, maldad o vileza en cualquier línea. Descrédito para aquel que la practica y maldad para el que la sufre. El infame se degrada, tanto como degrada al otro. Entramos en el mes de gloria de celebración del martirologio golpista. Se inicia, formalmente, con la aprobación de las sedicentes Leyes de referéndum y de transición nacional, los días 6 y 7 del año pasado. Supusieron el atropello más escandaloso a los derechos de los diputados del Parlament de Cataluña que disentían; la minoría. Ni enmiendas, ni debate. El Parlamento convertido en una máquina trituradora de derechos. La casa del pueblo convertida en máquina del golpe; no escenario del golpe (como Tejero), sino como instrumento del golpe. La institución que representa a la democracia, la institución que atropella a la democracia. Infamia, doblemente degradante. Es la alegoría perfecta de

El fin no justifica los medios, salvo para Sánchez

N. Maquiavelo (1469-1527) expone, en su archiconocido “El Príncipe”, las enseñanzas que los gobernantes deben seguir para que tengan éxito en sus asuntos. Una de ellas se refiere a mantener la palabra dada; a cumplir sus promesas. Es loable, afirma, pero “la experiencia muestra … que quienes han hecho grandes cosas han sido los príncipes que han tenido pocos miramientos hacia sus propias promesas y que han sabido burlar con astucia el ingenio de los hombres”. No le va a suponer perjuicio porque, sentencia, “en las acciones de todos los hombres, y especialmente de los príncipes, donde no hay tribunal al que recurrir, se atiende al fin. Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar su Estado, y los medios siempre serán juzgados honrosos y ensalzados por todos, pues el vulgo se deja seducir por las apariencias y por resultado final de las cosas, y en el mundo no hay más que vulgo”. Fuente: Wikipedia. Maquiavelo  Este famoso pasaje del capítulo XVIII sirvió de inspiración a Napoleón

Simbología partidista, golpista

La ocupación del espacio público por símbolos secesionistas está ampliamente extendida en Cataluña. Basta recorrer el territorio de esa Comunidad Autónoma para comprobarlo. Con ocasión del aniversario de los atentados del 17 de agosto, se pudieron ver tres pancartas colocadas en puntos estratégicos. Los símbolos son imágenes que representan unas ideas, según es admitido convencionalmente por una comunidad. La importancia del símbolo radica en lo que representa. Los símbolos del secesionismo, los lazos y la estelada, reivindican a los supuestos presos políticos y a la república catalana. La democracia española no es, como tantas veces ha reiterado el Tribunal Constitucional, una democracia militante. A diferencia de lo que sucede en la Constitución alemana que prohíbe a los partidos antidemocráticos (art. 21), nuestra Constitución no prohíbe ni ideas, ni partidos. El secesionismo no está prohibido en España. La simbología secesionista, por lo tanto, no es ilegal. Tanto la ideología como

¿Mueren los liberales? Obituario de Sergio Alonso.

Cuando una persona excepcional fallece, te embargan dos sentimientos. Por un lado, el dolor profundo, inagotable, el de la pérdida. Y, por otro, el recuerdo de los momentos maravillosos que has compartido; esos que dejan una huella tan honda que no se olvidan; esas marcas en nuestra alma. Sergio Alonso es una de esas personas excepcionales. Me viene a la cabeza, porque nunca se ha ido ni se irá, cuando falleció mi suegro, la hondura del dolor y la profundidad del recuerdo. Sergio Alonso fue, hasta el último momento, un ejemplo de dignidad, de inteligencia y de lucha. Aún recuerdo la última vez que nos vimos. A pocos días del fatal desenlace, discutía con unos y con otros, sí, porfiaba, sobre los temas de la actualidad política y siempre, desde su profundo compromiso liberal. Los liberales nunca mueren. Y Sergio Alonso, tampoco. Forman parte de la eterna lucha por el Estado de Derecho, según la famosa expresión del jurista alemán, Von Ihering (1850-1930). Es la imperecedera lucha