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Mostrando entradas de octubre, 2019

España sorda, Cataluña emprenyada

A la manifestación se llega con temor y se sale con esperanza. Esperas a los CDR y demás indepes violentos. Como los que se encontraron en las autopistas (AP 2 y AP 7, entre otras), o en los trenes de cercanías (Rodalies). O los que intentaron ocupar la estación de Sants. A medida que te acercas, más policía. Mossos por todas partes. Con sus uniformes y coches manchados. Las huellas de la guerra. El sábado hubo jolgorio. Los chicos, por la noche y los fines de semana, tienen que montar el pollo. ¿Pagarán sus padres los destrozos, los millones que ha costado a las arcas públicas? Ningún problema. Muchos son niños bien, de la burguesía catalana. Como me decía un policía hace años, “éstos ocupan edificios (cuando la okupación era una moda) después de aparcar el BMW”. No okupan, pero sí le lanzan piedras y otros objetos a la policía. Que se lo digan al policía de Vigo al que casi matan. Es el nuevo deporte del “nazionalismo”. Hacer daño. Ha evolucionado hacia una violencia cada vez más cru

Jolgorio y rendición

En el epicentro de la algarada, por un lado, los empleados del Ayuntamiento de Barcelona afanados en reparar los desperfectos; incluso asfaltando lo quemado (¿qué líquido tan abrasivo utilizan como para derretir la calzada?); y, por otro, los trabajadores de establecimientos comerciales (hoteles, restaurantes, cafeterías y otros) que comentan que, a partir de las 5 o 6 de la tarde, tienen que cerrar. A las 7 de la tarde comienza la “revolución”. Qué revuelta más peculiar que tiene horario. Los jóvenes inician sus escaramuzas en horario nocturno. Hasta esa hora, la vida en Barcelona es la normal de cualquier día. Este domingo, las familias y los turistas pasean por la zona de guerra disfrutando del sol y de la belleza de la ciudad. Un observador desconocedor de lo sucedido no podría sospechar que al caer la noche sobreviene el caos. Aunque los rescoldos continúan (por muy rápido que trabajen los servicios municipales) y son visibles los establecimientos reventados como los de Plaza Cata

Frustración frente al golpe de Estado

Uno de los elementos sobre los que se organiza nuestra convivencia es el de que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan todos los poderes del Estado (art. 1.2 Constitución). Su ejercicio alumbra, a través del poder legislativo, normas como el Código penal. Se tipifican aquellas conductas que, por su gravedad, merecen un castigo que implica, por lo general, la privación de libertad. Se pretende ahora que, también, el lenguaje y el debate político queden encerrados en el Código penal. Como el Tribunal Supremo no ha apreciado el delito de rebelión, ya no se puede hablar de golpe de Estado. Los ciudadanos sólo podemos opinar según las calificaciones del Código y según la interpretación de los Tribunales. El Código encarcela a la democracia. No habrá delito de rebelión; sí hubo golpe de Estado. Que no merezca reproche penal, no descalifica el resultado del debate político. Otra cosa es la opinión que nos merezca el juicio expresado por el Tribunal Supremo que no ap

Resignación, nueva y buena política

Cuando se habla de la “nueva política” es un lugar común comenzar citando a Ortega y Gasset y la conferencia que impartió en el año 1914 en la que acuñó dicha expresión. Se suele reparar en la dimensión histórica del alegato orteguiano (la nueva política como alternativa a la antigua, a la del régimen de la Restauración), no así en la a-histórica o estructural, que es la que da relevancia e interés al texto; su permanente actualidad. Ortega se pregunta, anticipándose incluso a Max Weber y su conferencia del año 1919, sobre la política. Mientras Weber centra la política en el poder, sólo el poder, nada más que el poder, para Ortega la política ha de estar “circunstanciada”; al servicio de la modernización de España, de “aumentar el pulso vital de España”, la “España vital” frente a la “España oficial”. Lo que denomina la “nacionalización” de la política; porque su objetivo es el de “una España en buena salud”. Nuestro filósofo expresa el compromiso de los intelectuales con el progreso d

Reconciliación y memoria histórica

“Los momentos en los que a lo largo de la Historia prevalecen el sentido común y la reconciliación son breves y efímeros” afirmaba Stefan Zweig en sus Momentos estelares de la humanidad cuando, bajo el título de la misa de la reconciliación, narraba la caída de Constantinopla. Hacer que el sentido común y la reconciliación sean duraderos es un requisito esencial para la conservación, también, de la democracia. Son valores que deberían estar arraigados en la cultura cívica que hace de engrudo social; la que compensa los desfallecimientos y los vacíos de las instituciones. Es como el lazo que une a las generaciones cuando, como nos ha sucedido a nosotros, hechos trágicos las han enfrentado. España ha sazonado su historia desde principios del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, e incluso, hasta la Constitución y el fin de ETA, de enfrentamientos, de guerras, de violencia. Víctimas y más víctimas de los atropellos de victimarios de distinto jaez. La convivencia rota por el sacrificio, p

El prestidigitador Sánchez

Hemos pasado del 155 imposible, al 155 posible. Y todo, en manos del mismo Gobierno en funciones. Las circunstancias han cambiado pero son, sobre todo, los principios. Groucho Marx decía, “estos son mis principios y si no les gustan, tengo otros”. En Cataluña la violencia amenaza con evolucionar, con la complicidad de algunas autoridades, de una vertiente institucional y social de baja intensidad a otra más articulada en la que, incluso, caben los grupos terroristas. Pero la respuesta no puede ser, como diría Mao, la de un tigre de papel. Son malos, muy malos, pero no tontos. Amenazar ahora, con el 155, y por el Gobierno Sánchez, suena hasta ridículo. En Política o hay desmemoria o hay inmoralidad. Lo terrible es cuando se combinan para elucubrar el engaño y la manipulación: el conejo de la chistera. El Tribunal Constitucional, en sus sentencias de julio de 2019, afirmó que la coerción estatal del artículo 155 CE debe actuar “ante una actuación autonómica que incumpla la Constitución u

De la violencia a la violencia

Hoy, 1 de octubre, los secesionistas celebran en Cataluña el triunfo de la violencia. El del sedicente referéndum de autodeterminación que ha sumido a Cataluña en la noche oscura. Cuando unas autoridades han convertido la desobediencia en forma de hacer política, y el reto a la Ley en la de hacer gobierno, no hay democracia, no hay libertad. No hay democracia sin ley, porque es la que marca la frontera entre el gobierno de la voluntad y el de la razón; la razón de los derechos y de las libertades. El Estado de Derecho surgió como Estado predemocrático e, incluso, autoritario. El paso siguiente fue llenar de legitimidad al Derecho; la democrática. El Estado de Derecho auténtico sólo podía ser el del Derecho de los representantes elegidos democráticamente por los ciudadanos, por todos los ciudadanos; el Derecho del sufragio universal. Cuando se violenta la ley se está violentando la voluntad de los representantes de los ciudadanos. Y cuando así sucede se fuerza el más sagrado de los dere