El otro día leía que en Inglaterra y
Gales, la cuna de la democracia moderna, la de la libertad, la policía había
aplicado en el año 2013 en más de 430 ocasiones la pistola eléctrica a niños y
jóvenes. Y que era una tendencia en alza (aquí). ¿Qué sucedería entre nosotros si la
policía española la aplicase? Ya tendríamos en primer lugar a los
nacionalistas, por supuesto, catalanes, dando lecciones de tolerancia, respeto,
democracia, progreso. A la que se sumaría, las izquierdas si gobierna la
derecha, o la derecha si gobierna la izquierda, para denunciar la brutalidad
policial que, en el caso de las izquierdas, se extendería a la denuncia del tradicional
autoritarismo de la ideología de la derecha, mientras que la derecha,
criticaría la ineficacia, el derroche y la incompetencia de la izquierda. En
definitiva, el fin del mundo. ¿Qué ha sucedido en el Reino Unido? Nada. Nadie
ha cuestionado, ni la historia, ni la legitimidad de las instituciones, ni la
policía, ni las ideologías, … Un fracaso de la política que se soluciona con la
política. No es necesario remontarse a Adán y a Eva y al pecado original. En
nada contribuye a la solución de los problemas. Al contrario. Es como una pulsión profunda de la política entre nosotros. Todo, al final, se reduce al Apocalipsis, al Juicio final. Los buenos y los malos. Los buenos cristianos y los malos pecadores. En España, la política es más un guerra entre buenos y malos. Los inmensamente y siempre buenos, contra los inmensamente y siempre malos. No hay matices. El bipartidismo político e ideológico como soporte del bipartidismo de los dos grandes partidos. Creo que se está produciendo el cambio. La sociedad madura. Ya no cree en los tópicos. Máxime cuando es notable la aproximación de los dos grandes partidos. Alrededor del poder. La única política e ideología realmente practica. La única diferencia que separa: tener o no tener el poder. Es lógico el escepticismo ciudadano. Hoy la gran diferencia política es la que separa a los partidos del poder de los que no lo tienen ni lo han tenido. Es significativo. A partir de aquí se produce la quiebra del sostén del bipartidismo; su envoltura. Los buenos y los malos, eran los de los dos grandes partidos. Cuando se quiebra aquella división, los dos grandes partidos se resienten. Se erige una nueva división. Los del poder y los del sin-poder. Son estos los que crecen. Son aquellos los que ven amenazada su posición, pero también la frontera ideológica y política que los sostenía.
En el momento presente con la corrupción como uno de los grandes protagonistas, uno de los temas de debate es el relativo a su fuente, su origen, al menos, psicológico. Dos palabras aparecen como recurrentes: avaricia y codicia. Son palabras muy próximas en su significado pero distintas. Según el Diccionario de la Lengua española, avaricia es el "afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas". En cambio, codicia es el "afán excesivo de riquezas." En ambos casos, se tratan de afanes, deseos, impulsos que tienen por objeto las riquezas. Las diferencias se sitúan, en primer lugar, en el cómo se hacen realidad tales impulsos. En el caso de la avaricia, es un deseo "desordenado". En cambio, de la codicia nada se dice, sólo que es "excesivo". Sin embargo, también el exceso está presente en la avaricia. Es más, se podría decir que el afán desordenado es, en sí mismo, un exceso. Así como también lo es el deseo de atesorarlas. En e...
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