El discurso mayoritario entre la intelligentsia es un discurso contrario al que ellos denominan como neoliberalismo. La estructura de este discurso es la siguiente: i) la crisis económica (financiera e inmobiliaria) tiene un único responsable: el neoliberalismo que ii) relajó la regulación y los controles por consiguiente iii) hay que volver a la regulación y a los controles. Es significativo que nadie propone la vuelta al intervencionismo de los años 70 u 80. No se propone porque la Historia no tiene caminos de vuelta hacia atrás. Hoy se reconoce, entre aquella intelligentsia, que después del Mayo del 68 se produjo una síntesis entre los nuevos valores-objetivos-políticas con con antiguos, al menos con algunos. Por qué no se reconoce hoy que el neoliberalismo, como sucedió con el Mayo del 68 y con otros procesos de cambio ideológico y políticos que se han vivido en la Historia, ha dado paso a ciertas síntesis que asumen aspectos beneficiosos de aquél con otros igualmente beneficios que, al menos, en la fase actual, se consideran beneficioso porque resuelven ciertos fallos. Nadie es capaz de defender esta síntesis constructiva.
En el momento presente con la corrupción como uno de los grandes protagonistas, uno de los temas de debate es el relativo a su fuente, su origen, al menos, psicológico. Dos palabras aparecen como recurrentes: avaricia y codicia. Son palabras muy próximas en su significado pero distintas. Según el Diccionario de la Lengua española, avaricia es el "afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas". En cambio, codicia es el "afán excesivo de riquezas." En ambos casos, se tratan de afanes, deseos, impulsos que tienen por objeto las riquezas. Las diferencias se sitúan, en primer lugar, en el cómo se hacen realidad tales impulsos. En el caso de la avaricia, es un deseo "desordenado". En cambio, de la codicia nada se dice, sólo que es "excesivo". Sin embargo, también el exceso está presente en la avaricia. Es más, se podría decir que el afán desordenado es, en sí mismo, un exceso. Así como también lo es el deseo de atesorarlas. En e...
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