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Bipartidismo, muerte y resucitación


¿Se ha terminado con el bipartidismo? ¿el resultado de las elecciones municipales acredita el fin del bipartidismo? Una precisión se impone, el bipartidismo es un régimen político en el que dos partidos se alternan en el disfrute del poder. En nuestro Estado democrático, ciertamente, dos partidos se han alternado, no de manera regular, pero se han alternado. No es un régimen perfecto por cuanto han concurrido los partidos nacionalistas.

Un aspecto que sobresale, precisamente, como demuestran los nacionalistas, es la importancia del régimen electoral. El sistema D`Hondt beneficia a los partidos más votados en la circunscripción que cuanto más pequeña y más concentrado el voto, mejor. El caso canario es extremo. La ASG (Agrupación Socialista Gomera) con 5.000 votos obtiene 3 escaños en el parlamento regional. Ciudadanos con más de 50.000 no obtiene ninguno. La circunscripción es la isla. Y está sobre-representada en detrimento de la representación del conjunto insular. A tal fin, se pone un tope muy alto. ¿Por qué? Porque interesa. A los nacionalistas. Son los que se benefician de tener el voto concentrado en pocas circunscripciones. Cuanto más dividido el voto, menos representación, aún cuando la suma de votos sea notable, como en el caso que he contado. Por lo tanto, el bipartidismo está inducido, en cierta medida, también por el sistema electoral.

Ahora bien, lo que no nos dice el bipartidismo es cuáles son los dos partidos que se alternan. En el fondo, los que auguran su fin se refieren a que se está poniendo término al bipartidismo de los dos partidos mayoritarios que conocemos. Las alternativas son múltiples. No se puede descartar, al menos como hipótesis, que se pueda estar alumbrando un nuevo bipartidismo alrededor de los dos nuevos partidos emergentes. Aunque, no lo creo. No se puede confundir el fin del bipartidismo, con el  de los dos partidos mayoritarios que hoy conocemos.

En cualquier caso, interpretado como el fin de los dos partidos mayoritarios, se puede afirmar, a la vista de los datos, que todavía tienen mucho vuelo por delante. Concentran más del 52 por 100 de los votos. Casi 12 millones de votos. Los dos partidos emergentes, están todavía muy lejos. Incluso, uno de ellos, Podemos, no concurrió a las municipales. Concurrió en una fórmula de Unidad popular muy sui géneris. Encabezadas, en los que a las dos principales ciudades españolas, Madrid y Barcelona, por dos independientes. Es más, tanto una como otra lideresas, han demostrado, por activa y por pasiva, su independencia respecto de Podemos. Será verdad o mentira, pero es significativo. No quieren ser confundidas.

A mi juicio, se está produciendo una permanente y constante pérdida de voto de los dos grandes partidos. El PP ha perdido 2,5 millones de votos respecto de las municipales de 2011. El PSOE ha perdido, a su vez, 700.000 votos. Una tendencia que comenzó a caer desde las elecciones del año 2007. 8 años después. No da la sensación de que vaya a ponerse freno.

Los dos grandes partidos están viviendo una crisis de votos. Otra cosa es el poder del que disfrutan. Se podría dar la paradoja de que el PSOE pierde votos y muchos pero, en cambio, disfruta de un poder inmenso, fruto de los acuerdos.

La experiencia nos dice que el poder sin votos, o sin votos suficientes, termina convirtiéndose en una carga muy pesada. Los ciudadanos no ven, no vemos con buenos ojos estas fórmulas. Es como el avaricioso del poder. A nadie le gustan los avariciosos. El que quiere acumular el poder por el poder. Porque entiende que teniendo el poder, luego vendrá la legitimación democrática. Y luego no suele venir. Al contrario.

Nuestra monarquía, nuestro Estado democrático, es un régimen parlamentario. Así lo dispone nuestra Constitución (artículo 1.3). La Constitución no se pronuncia sobre la forma de elección del alcalde. El artículo 140 CE dispone “los Concejales serán elegidos por los vecinos del municipio mediante sufragio universal, igual, libre, directo y secreto, en la forma establecida por la ley. Los Alcaldes serán elegidos por los Concejales o por los vecinos.” Por lo tanto, la Ley podría establecer que los Alcaldes fuesen elegidos por los vecinos. En cambio, entre nosotros, según una tradición ya consolidada, hemos aplicado el régimen parlamentario, también, a la Administración local. Son los concejales quienes eligen a los Alcaldes. Es tan constitucional una fórmula como otra. Hoy en día, es la de la elección por los concejales la que está contemplada en la Ley.

No es posible formular ninguna objeción democrática, tanto a una fórmula como otra. Tampoco se podría decir que es más democrática una que otra. En puridad, la más democrática sería la elección por los vecinos, máxime cuando son la fuente de todo el poder. Ahora bien, la otra, la hoy existente, tampoco podría ser objetada. Insisto, ambas son contempladas por la Constitución.

Hay dos cuestiones pendientes. La primera, si la tendencia a la disminución de los votos de los dos grandes partidos va a continuar y cuál es su tope o límite. Y, la segunda, se terminarán los partidos emergentes de consolidar, en general y, en particular, como alternativa de gobierno.

En cuanto al primer interrogante, creo que sí. Que seguirá la sangría de votos. Hay un tope. No sabemos cuál es. Los dos partidos mayoritarios son organizaciones poderosas y con una larga tradición. No parece probable que desaparezca, ni que su presencia se reduzca hasta la marginalidad. No lo creo. Tal vez, por esta razón, se habla de un escenario con cuatro partidos. Sin embargo, el sistema electoral, como digo, introduce un sesgo a favor del más votado que sale reforzado. Si siguen siendo los más votados, tendrán este beneficio.

En cuanto al segundo, es aún más difícil de resolver. Aún más complicado. Hay mucha diferencia entre los dos partidos emergentes. El caso de Ciudadanos, como ya conocemos  en Cataluña, ya tiene una experiencia de 8 años y, además, en unas condiciones durísimas. No sólo de marginación en los medios, públicos y privados, sino de agresiva campaña en contra. El día de reflexión, los lectores de un periódico se toparon con una viñeta en la que calificaba a los militantes de Ciudadanos de fascistas, así, tal cual.

Sin embargo, Ciudadano tiene que pagar la crisis del crecimiento rápido por toda España. Ahora vendrán los problemas. Las disonancias, las críticas, … que se ilustrarán, incluso, con ocasión de la acción de gobierno. Es normal. Tienen que configurar y consolidar una organización de alcance nacional. Esto no se puede hacer de la noche a la mañana. Se requiere tiempo. Se requieren consolidar hábitos, complicidades, intereses compartidos, … tiempo, en definitiva.

El caso de Podemos es extremo. No sólo por su ideología sino porque está naciendo ahora, prácticamente, en directo. Está creando su organización y definiendo su programa político. Es una incógnita. Aún mayor son las plataformas y las unidades populares que se han presentado y ganado las elecciones en algunos municipios, en particular, Madrid y Barcelona. La incógnita se reduplica. No son ni partido, ni coalición, … son una plataforma. Un conjunto de amigos, conocidos y simpatizantes que se lanzan a la política bajo la bandera del “no” y que ahora se topan, y digo bien, con el poder. Ahora tendrán que hacer política. Pensarla, mientras se hace, si un plan o programa estratégico, al menos, previamente definido, conduce al caos, a la inestabilidad, a la ocurrencia. La experiencia del Tripartido  en Cataluña es ilustrativa. Tratándose de tres partidos, no de un grupo de amiguetes, se produjo una suerte de emulación para ver cuál de los tres hacía la propuesta más original y radical. Se propuso convertir las Navidades en Fiesta de Invierno, la Semana Santa en la de Primavera, … etc. Ni tan siquiera habían aprendido, en su ignorancia, de la experiencia de los revolucionarios francés cuando a fines del siglo XVIII substituyeron el calendario gregoriano por el  revolucionario. Con enorme éxito. Enorme. Duró unos pocos años. Cuando tu gran problema son los símbolos es porque, casi con entera seguridad, no hay ideas, no hay proyecto, no hay programa. Hay sólo festejo, superficialidad. No se puede gobernar una ciudad, y, además, de tanta complejidad, como Madrid y Barcelona a golpe de símbolos.

En este escenario, no descarto que el caos inducido por estas plataformas, alianzas y grupos de amiguetes con sus propuestas simbólicas basadas en el “no”, terminen devorando a otro "hijo de la revolución". Pasado el esplendor, pasada la euforia, … comienzan los problemas. ¿Cuál es mi proyecto de ciudad? ¿Qué es lo que quiero hacer? ¿Cómo imagino mi ciudad del siglo XXI? Y no sólo hay que resolver estos interrogantes “macro”, sino también “micro” ¿qué hago con la concesionaria de limpieza del barrio “X”? ¿cómo consigo financiar la operación de asfaltado de la calle “Z”?

O dicho de otra manera, si la alternativa al bipartidismo comienza por estas dos grandes ciudades, es una pieza de caza demasiado grande para un cazador inexperto que no sabe ni cómo manejar la escopeta. Es posible que el león se lo termine devorando y con él, la supuesta alternativa. Veremos.

Por lo tanto, la paradójica conclusión es la de que, tal vez, estamos vislumbrando el reforzamiento del bipartidismo si los nuevos partidos emergentes, enfrentados al reto del gobierno, muestran el caos y el radicalismo de su ideología, o no son capaces de ofrecer una alternativa realista a lo que ya conocemos. En otros términos, es más terrible el caos que un programa de izquierda radical que se ejecuta con orden. El caos es peor enemigo que el radicalismo pero ordenado. El desorden sí que es muy, pero que muy peligroso. No es posible planificar nada. No hay seguridad. Hay puro desorden. Pura arbitrariedad. Y esta circunstancia, los ciudadanos terminarán rechazándola. Más pronto que tarde. Nadie quiere el caos a su alrededor. En cambio, Ciudadanos, como partido emergente, se enfrenta a otro reto. Si quiere ser una alternativa tiene que ser capaz de configurarse como tal alternativa. Si se confunde como el bastón útil del PP, no será alternativa. Y será un nuevo proyecto de vuelo corto. Muy corto.

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