El fenómeno de las redes sociales debe ser considerado y estudiado. El reciente escándalo suscitado por la emisión de un lamentable espectaculo de humillación a un mendigo en Hamburgo por un periodista en un informativo de una cadena nacional ha dado lugar a una reacción en Facebook que es extraordinaria. En pocas horas miles de personas se han adherido a un grupo que solicita el despido de los periodistas. Una movilización basada en la solidaridad frente al gesto osceno de poder del que lo tiene todo frente al que no tiene nada. La cara del mendigo es la cara del terror frente a aquello que no entiende pero, sobre todo, frente a la degradación del ser humano. El mendigo moral estaba al otro lado del micrófono. Esto es la que realmente resulta terrible.
En el momento presente con la corrupción como uno de los grandes protagonistas, uno de los temas de debate es el relativo a su fuente, su origen, al menos, psicológico. Dos palabras aparecen como recurrentes: avaricia y codicia. Son palabras muy próximas en su significado pero distintas. Según el Diccionario de la Lengua española, avaricia es el "afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas". En cambio, codicia es el "afán excesivo de riquezas." En ambos casos, se tratan de afanes, deseos, impulsos que tienen por objeto las riquezas. Las diferencias se sitúan, en primer lugar, en el cómo se hacen realidad tales impulsos. En el caso de la avaricia, es un deseo "desordenado". En cambio, de la codicia nada se dice, sólo que es "excesivo". Sin embargo, también el exceso está presente en la avaricia. Es más, se podría decir que el afán desordenado es, en sí mismo, un exceso. Así como también lo es el deseo de atesorarlas. En e...
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