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Zapatero congela pensiones, baja sueldos a los funcionarios y no descarta subir impuestos - Expansión.com

La noticia es importante por su contenido y por su proponente. Un recorte tan importante de los gastos del Estado siempre merecerán la crítica de los afectados. Otros entenderán que el recorte es imprescindible para reducir el déficit. Quedaría por discutir qué es lo que habría que recortar. Inicialmente, la linealidad de las medidas, aquellas que no tienen en cuenta las circunstancias de los afectados, siempre me ha parecido criticable por injustas. Ahora que el Estado tiene medios suficientes para personalizar las medidas, en este caso, restrictivas, me parece más adecuado que se tengan en cuenta las circunstancias de los perjudicados. En el otro plano se mueve el cambio de política que anuncian las medidas. El problema de la política es la tendencia a la arbitrariedad cuando el criterio ideológico es el único criterio rector. Cuando se impone el cambio de política, aquella arbitrariedad sobresale. Esto es lo que ha pasado era tan arbitrario no adoptar las medidas en el pasado como adoptarlas ahora sin mayor explicación y sin mayor justificación que la imposición por parte de la UE. El sectarismo político conduce a la arbitrariedad de la política. Esto queda demostrado si reparamos en que ciertas medidas de reducción del gasto no se han querido adoptar apesar de que son óbvias como las relativas a la reforma de la Administración General del Estado. No se han adoptado porque han sido propuestas por los contrarios, por los del otro bando ideológico. En momentos como los presentes se exige, sobre todo, el sentido común, la razonabilidad y la responsabilidad. Todo lo contrario es puro arbitrismo.


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