El término "política" es objeto de uso masivo entre nosotros. Ahora aún más cuando la política está ampliamente denostada por los ciudadanos. Aún más denostados están los políticos: los profesionales de la política. ¿Qué es la política? Como suele suceder con los términos de amplio uso y de tanta importancia, caemos fascinados por el peso, casi hipnótico, de la palabra. Quedamos aplastados por su peso como si de un gran dios se tratase. El miedo nos atenaza. La política es la política. Hay un entendido y es suficiente. Todos sabemos lo que es pero no nos atrevemos a definirla. Hagamos un esfuerzo, incluso, arrogante. La política tiene unos rasgos que todos podemos identificar como básicos. Estos son: 1) la política es acción o actividad; 2) desplegada por múltiples sujetos; 3) sujetos institucionales (Gobierno y Parlamento) y no institucionales (ciudadanos), así como mixtos (partidos); 4) que tiene el Estado como medio o instrumento del que se sirven aquellos sujetos para desplegar la actividad correspondiente; es el instrumento para hacer realidad la política; la política es política de los poderes públicos; es el Estado y, en particular, sus instituciones de acción como el Ejecutivo y las Administraciones, tanto las territoriales como las no territoriales; 5) el medio condiciona que la acción política deba formalizarse usualmente mediante Leyes, Reglamentos pero también decisiones adoptadas formalmente por las instituciones con competencia suficiente según el Derecho correspondiente; y 6) la finalidad de aquella actividad política es alcanzar los objetivos que se consideran, en términos generales, como de interés para el conjunto de los ciudadanos. En definitiva, podemos definir, conforme a los rasgos generales expuestos, como la acción desplegada por múltiples sujetos de dirigir/instrumentalizar el poder del Estado para alcanzar aquellos objetivos que se consideran de interés para el conjunto de los ciudadanos. La política es acción de unos múltiples sujetos para que la acción del Estado se dirija a satisfacer aquello de interés para los ciudadanos. El Estado es el medio, en particular, sus instituciones de acción. El Estado es, por un lado, el escenario de la acción política y, por otro, el medio de la acción política. La política tiene dos significados centrales: 1) la política sobre el Estado y 2) la política del Estado. Aquella es el punto de partida, mientras que esta es el resultado. La confusión entre la política para el Estado y la política del Estado es la que ensombrece el análisis de tan importante palabra. Es la palabra sobre los poderes públicos y su acción. La política es la política de los poderes públicos pero es algo más y aún más importante. Esta es la grandeza que nos agobia.
En el momento presente con la corrupción como uno de los grandes protagonistas, uno de los temas de debate es el relativo a su fuente, su origen, al menos, psicológico. Dos palabras aparecen como recurrentes: avaricia y codicia. Son palabras muy próximas en su significado pero distintas. Según el Diccionario de la Lengua española, avaricia es el "afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas". En cambio, codicia es el "afán excesivo de riquezas." En ambos casos, se tratan de afanes, deseos, impulsos que tienen por objeto las riquezas. Las diferencias se sitúan, en primer lugar, en el cómo se hacen realidad tales impulsos. En el caso de la avaricia, es un deseo "desordenado". En cambio, de la codicia nada se dice, sólo que es "excesivo". Sin embargo, también el exceso está presente en la avaricia. Es más, se podría decir que el afán desordenado es, en sí mismo, un exceso. Así como también lo es el deseo de atesorarlas. En e
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