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Corrupción

La corrupción en España es un problema. Más de 300 políticos están imputados (Más de 300 políticos españoles están imputados en casos de corrupción | España | elmundo.es). No es suficiente. Y no lo es porque la imputación puede no conducir a la condena. Se afirma que hay un reproche social pero esté está manifestando cierto agotamiento por la impotencia. Y cuando no hay sanción, ni tampoco reproche, el problema se reduplica. La corrupción está asociada al poder. El poder tiene un precio que alguien pone y alguien está dispuesto a pagar. El castigo o, mejor, la amenaza del castigo es el único antídoto. No hay otro igualmente efectivo. La moral personal y la ética colectiva contribuyen decisivamente pero es también el miedo asociado al castigo. La amenaza será un mecanismo efectivo cuando hay una certeza de que el castigo se producirá, más tarde o más pronto, pero se producirá. El problema hoy, en España, a mi juicio, es que el reproche social como la amenaza se han debilitado. Al final, sólo queda la moral y la ética pero sobre estas no se puede construir un adecuado y eficaz sistema de administración. Son necesarias pero no suficientes. El castigo es imprescindible, en particular, la certeza de que se producirá.

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