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¿Por qué los partidos creen que somos tontos?


Esta pregunta me surge a la vista de la reacción de los partidos frente a los casos de corrupción. Uno, el PP, tiene el perjuicio del estado permanente de sospecha y, el otro, el PSOE, del eterno beneficio de la presunción de inocencia: presunción de culpabilidad frente a la presunción de inocencia. Aquél no puede redimirse de esta sospecha. Todo juega en su contra. Las acusaciones de corrupción se le acumulan, pero es un exceso que se publiquen unos papeles de autoría desconocida y se eleven a la condición de documento incriminatorio. Miles de personas se lanzan a la calle acusando, incluso al Presidente del Gobierno, de robar. En cambio, hay un Auto judicial, el de la Magistrada Mercedes Alaya, Magistrada Juez del Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, en relación con el denominado caso de los ERE, de 24 de abril de 2012 donde se dice:
"El diseño de este instrumento [un convenio entre la Consejería de Empleo y el Instituto de Fomento de Andalucía] pretendería además institucionalizar la arbitrariedad y la discrecionalidad en la concesión de las ayudas públicas, y por ende, permitir un uso extraordinariamente abusivo en el manejo de los fondos públicos, pues al no existir controles y estar las citadas ayudas huérfanas del procedimiento legalmente exigible, podían regalarse las mismas fraudulentamente a un extensísimo grupo de personas físicas y jurídicas, cuyos privilegios procedían de ser personas o entidades próximas a los cargos de la Junta de Andalucía y del PSOE andaluz, bien por razones de amistad, parentesco, afiliación política u otro tipo de interés, actuación bien alejada de los propios principios de actuación de la Junta de Andalucía según el artículo 133 de su Estatuto de Autonomía que recoge entre otros el de servir con objetividad al interés general, el principio de eficacia, de racionalidad, de imparcialidad, de lealtad institucional, de buena fe, de protección de la confianza legítima de los ciudadanos y de no discriminación a los mismos".

Hay otras tres referencias directas al PSOE en esta operación delictiva por la que se llegaron a conceder, al menos, casi 500 millones de euros en ayudas. Esta acusación-imputación judicial no es suficiente para romper aquella presunción de inocencia. Al contrario. Tampoco impide que el secretario general del PSOE, en su legítimo y positivo esfuerzo por combatir la corrupción, la limite, desgraciadamente, al partido contrario, al enemigo político, y no comprenda el suyo. La rueda de prensa de PSOE el pasado día 4 en Sevilla pasará a los anales de la historia de España como el mejor síntoma de que algo mal se ha debido hacer después de más de 34 años de democracia. Ya nadie se sonroja. Se ha perdido el sentido del ridículo y de la vergüenza. Es posible exigirle al otro que haga aquello que no vale para el reclamante. Se puede denunciar la corrupción del otro, mientras que nada se dice ni se critica ni se cuestiona sobre la que afecta a los míos. Esta asimetría moral hace un daño terrible a la democracia. Se va asentando el convencimiento de que todos son iguales; todos son igual de corruptos, igual de ladrones, … porque la única directriz contra la corrupción es la de amigo– enemigo. La politización del combate contra la corrupción lo neutraliza aún a costa de generar entre los ciudadanos un hartazgo "sistemático"; un hartazgo hacia el sistema y, por extensión, hacia la democracia. Los ciudadanos observamos con estupor cómo se nos trata como estúpidos, como tontos que nos debemos limitar a depositar el voto y ser engañados una y mil veces por unos políticos que son todos iguales.

Nadie se sonroja,… se ha perdido la vergüenza. No sólo se ha perdido la honradez, sino la capacidad para sonrojarse cuando les pillan. Cuando esto sucede, la consigna es ganar tiempo. Enredarlo todo, ensuciarlo todo,… porque los ciudadanos, transcurrido el tiempo, se olvidarán. No se dan cuenta de que los ciudadanos de hoy tienen acceso a mil fuentes de información, las cuales no entienden de tiempo. Hoy en Google podemos revivir perfectamente lo sucedido hace unos meses o años. Basta buscar ERE de Sevilla y se revive toda la podredumbre. Y te vuelven las arcadas. Y éstos son los que luego, en boca del presidente del PSOE, presidente de la Junta de Andalucía y Consejero de Economía durante el escándalo de los ERE "criti[ca] que en el PP piden dimisiones, permanentemente, pero se escandalizan cuando les pedimos a ellos que dimitan". Y añade: ¡¡"No podemos sólo mirar la paja en el ojo ajeno, también hay que mirarla en el propio y ser contundentes contra la corrupción, pero no aceptamos dobles varas de medir ni jerarquías sociales"!!! Y esto lo dice quien ni ha asumido ninguna responsabilidad, ni se la ha exigido a nadie. Nada de nada. Habla bajo la pureza de la santidad. Y la secretaria general del PSOE de Sevilla afirma en el mismo acto que "garanti[za] al secretario general socialista que el PSOE de Sevilla está detrás de nuestro secretario general para que el partido en su conjunto mire a los ojos a los ciudadanos desde la decencia y la honestidad para salir de la crisis." Un mundo Orwelliano: dos Sevillas, dos Andalucias, dos Españas, dos realidades, ... 500 millones de razones de "decencia y honestidad". El sectarismo aplicado a la corrupción es la mejor cortina tras la que ocultarla. Esta politización les interesa porque alimenta las dudas sobre la verdad de las acusaciones.

Los ciudadanos estamos hartos de que nos traten como tontos, a los que se les puede mentir, engañar, manipular, ... menospreciar y, luego, pedir el voto porque, como los bebés, somos olvidadizos. En esto se ha convertido la política española, en un gran lodazal en la que los partidos juegan tirándose la porquería porque creen que los ciudadanos se olvidan de las cosas; y cuanto más fangoso sea el asunto, más dudas y, ante las dudas, la costumbre,... el autómata que se acerca a la urna con resignación. Hasta que se hartan y dejan de olvidarse, cuando comprenden que la corrupción no es un fenómeno personal o circunstancial sino un rasgo del sistema, es el sistema mismo.

La mayoría no hemos perdido, ni la honra, ni la vergüenza. Y nos produce vergüenza que todo valga, que la democracia “popular” practicada por algunos tenga mayor legitimidad: que la calle ponga y quite honras, sentencie y ejerza el poder del Estado. Es una estrategia muy querida por los anti-demócratas. Aún resuena la enfática afirmación del Conseller Puig de CiU que contraponía la “legalidad jurídica”, la de la Constitución, a la “legalidad democrática”, la de democracia popular, la de las manifestaciones. No nos puede extrañar que, para él, ésta tenga mayor legitimidad. El pueblo, su pueblo,… el de los borregos frente a los ciudadanos. Aquél podrá ser manipulado; éste, no. Señores políticos, ¿por qué creen que somos tontos? A lo mejor, les hemos dado motivos,… hasta que nos hartemos. Y estamos hartos. La comparecencia del Griñán y Rubalcaba el pasado lunes en Sevilla denunciando la corrupción del PP a cientos de metros de donde se había cocinado, según el Auto, la que ha afectado a su partido, es la mejor y más intensa demostración de que algo malo, muy malo se ha estado haciendo en esta democracia nuestra. Este proceso de centrifugación que ha sufrido el Estado para creer los micro-Estados llamados Comunidades Autónomas también ha centrifugado la moralidad en el ámbito público. Se ha perdido hasta la vergüenza. Ya nadie se pone colorado.

Comentarios

  1. Andrés,

    Es claro que el PSOE demuestra cierta hipocresía en hablar de la corrupción en el PP, pero hay dos aspectos de de tu comentario que me preocupa.

    Primero, hablar del PP como víctima de la sospecha y PSOE como beneficiario es de alimentar ésta actitud de ser víctima por parte del PP. El partido lo hizo durante sus años en la oposición (y me parece que continúe con el rollo) – sin tener razón. Además hay motivos para creer que la gente no han pasado por alto de los casos de corrupción del PSOE, por ejemplo, la falta de subir en las encuestas a pesar de la caída del PP y la percepción generalizada de unos 96% de la gente que los políticos (en general) son corruptos. Aunque fuese la verdad que el PP “sufre” de la sospecha perpetua, quizás no sería una equivocación. Me acuerdo una entrevista con Peces-Barba hace algunos años en que dijo algo como el PP tenía un riesgo moral (algo así) mayor por ser más cerca del sector privado. Entonces si existiese la sospecha de verdad, podríamos considerarla una forma de vigilancia por parte de los ciudadanos.

    Pero no quiero discutir sobre la existencia o no existencia de la sospecha, porque la parte más preocupante de presentar la corrupción del PSOE en éste contexto es de fomentar algo demasiado común aquí: “¡y tú más!” Estoy seguro que no has querido hacer eso, pero la entrada tiene precisamente éste efecto por contrastar “unos papeles de autoría desconocida” al “auto judicial” – y encima designar las protestas de la gente “un exceso”. Claro que los implicados tienen un derecho a la presunción de inocencia, pero las implicaciones para el país son graves – y lo digo por haber vivido de cerca lo del Watergate en EEUU.

    El segundo tema que me llama la atención es eso de la calle poniendo y quitando honras. Las protestas son precisamente una forma legítima de expresar el desacuerdo y aún más cuando lo que podríamos llamar también “legalidad jurídica” quita todo el poder de la gente, reduciendo sus derechos democráticos a lo de votar cada cuatro años y sin tener una manera efectiva de expresar su desacuerdo con las acciones del gobierno menos eso de lanzarse a la calle – una expresión de ira y desacuerdo que deberíamos llamar por su nombre verdadero: una expresión de impotencia ante las acciones del gobierno.

    (Quiero que quede claro que no estoy diciendo que no hay problemas en otros sistemas democráticos, solamente que veo imprescindible la libertad de expresión – y, quizás, que deberíamos pensar en maneras de mejorar nuestros sistemas de gobernancia. En éste contexto me acuerdo del programa de 'Salvados' en la Sexta titulado 'Ciudadano Klínex' que contrastaba las instituciones de España con las de Suiza donde los ciudadanos tienen una voz más fuerte y efectiva.)

    Respecto al orden jurídico-constitucional quiero comentar solamente que las constituciones y las leyes son inventos humanos y no son perfectas. Por ejemplo, los políticos han aprobado leyes prescribiendo los delitos de corrupción en 4-5 años. ¿Cómo puede ser? ¿Cómo podemos cambiarlo? Y si el delito está prescrita, ¿quien va a investigar? Y si hay corruptos en el gobierno que no se puede juzgar ni condenar, ¿cómo podemos quitarles del poder si son tan vergonzosos que no dimiten voluntariamente? Me gustaría leer una entrada tratando de éste tema, pero, por ahora, quiero reafirmar el derecho de manifestar el desacuerdo con las acciones del gobierno – y contrastar las acciones de un gobierno que trata de intimidar y restringir éste derecho cuando hace nada (sí, como los gobiernos del otro partido) para rectificar las leyes sobre la corrupción política.

    Roy

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    1. La finalidad, la única finalidad, del post es denunciar la hipocresía. Este es, a mi juicio, uno de los grandes males de nuestra democracia. Si no se depura este mal, los ciudadanos seguirán profundizando su desafección respecto de nuestro sistema democrático. Esto me preocupa porque es el caldo de cultivo de los "líderes carismáticos", como ha sucedido en Italia. En cuanto al mayor riesgo moral del PP, como sostuvo Peces-Barba, no se sostiene en los hechos. Es una apreciación basada en un prejuicio ideológico. Un hecho indubitado: de los 34 años de democracia, 24 han sido gobernados por el PSOE. ¿Cuál es el partido del poder? ¿cuál es el partido de las empresas? Es una simplificación ideológica que no se soporta en ninguna evidencia fáctica o, ¿acaso se ha gobernado durante ese tiempo en contra de las empresas y de los mercados?. Por último, las leyes son imperfectas, por supuesto, de ahí la necesidad de su modificación. ¡¡¡Que se cambien todas las leyes que sea menester pero que, sobre todo, se ponga fin a la hipocresía!!! Please.

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