The New York Times publicó el artículo que ahora enlazamos que posteriormente incorporó el diario El País a su suplemento de ayer 22 de enero. El artículo es confuso porque se hace desde un prejuicio ideológico que es muy claro: demostrar que la Administración Bush es la culpable de todos los males. No niego la responsabilidad de esta Administración pero tampoco se puede ocultar la responsabilidad de muchos más que en distintos puestos de responsabilidad, incluida la de la Administración Clinton, avivaron el convencimiento de que el dinero era una mercancía muy barata que se podría conseguir sin límite de cantidad en cualquier banco o institución financiera. El convencimiento de que el dinero era barato creó un monstruo que ahora nos ha terminado de devorar a todos. Es ilustrativo el silencio sobre la figura de Greenspam. El objetivo es focalizar las miradas, todas las miradas, en un único responsable. No me parece justo pero, sobre todo, no me parece corrector. La lista de responsables es enorme y no está sólo en un único bando, grupo o partido. No se puede olvidar que las medidas de liberalización fueron adoptadas por un Congreso tanto con mayoría demócrata como republicana y en más ocasiones con el acuerdo mayoritario de unos y otros. El cainismo de la política es terrible. Es lógico, aunque no debemos participar aquellos que estamos fuera del círculo de la política.
Por otro lado, no deja de ser curioso el paralelismo del relato de cómo la Administración Bush se enfrentó a la crisis (i) negándola; ii) minimizando su importancia; y iii) adoptando decisiones equivocadas en coherencia con el empeño en restarle interés) y el cómo se ha enfrentado el Gobierno de España. El paralelismo es elocuente; en este aspecto en el relato se podría sustituir el nombre Bush por el de Zapatero y el resultado sería igualmente creíble.
Por último, la duda final ¿el progresista que los ciudadanos no tengan propiedades? ¿es progresista que los ciudadanos no tengan un patrimonio consolidado que sirva de reserva de sus ahorros? No entiendo el por qué facilitar que las personas tengan propiedades es contrario al interés general o al bienestar colectivo. Ciertamente, debe hacerse con las precauciones adecuadas para evitar situaciones como la actual pero que existan errores no quiebra la bondad general de la política emprendida y del objetivo perseguido. Por ejemplo, como se relata en el artículo, un 10 por 100 de ejecuciones hipotecarias en un barrio promovido para que los que tienen menos recursos accedan a la propiedad no me parece un porcentaje tan escandaloso que ponga en crisis dicha política.
The Reckoning - Bush’s Philosophy Stoked the Mortgage Bonfire - Series - NYTimes.com
Por otro lado, no deja de ser curioso el paralelismo del relato de cómo la Administración Bush se enfrentó a la crisis (i) negándola; ii) minimizando su importancia; y iii) adoptando decisiones equivocadas en coherencia con el empeño en restarle interés) y el cómo se ha enfrentado el Gobierno de España. El paralelismo es elocuente; en este aspecto en el relato se podría sustituir el nombre Bush por el de Zapatero y el resultado sería igualmente creíble.
Por último, la duda final ¿el progresista que los ciudadanos no tengan propiedades? ¿es progresista que los ciudadanos no tengan un patrimonio consolidado que sirva de reserva de sus ahorros? No entiendo el por qué facilitar que las personas tengan propiedades es contrario al interés general o al bienestar colectivo. Ciertamente, debe hacerse con las precauciones adecuadas para evitar situaciones como la actual pero que existan errores no quiebra la bondad general de la política emprendida y del objetivo perseguido. Por ejemplo, como se relata en el artículo, un 10 por 100 de ejecuciones hipotecarias en un barrio promovido para que los que tienen menos recursos accedan a la propiedad no me parece un porcentaje tan escandaloso que ponga en crisis dicha política.
The Reckoning - Bush’s Philosophy Stoked the Mortgage Bonfire - Series - NYTimes.com
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