Siempre he considerado que una autoridad administrativa no puede controlar el contenido audiovisual. Así lo argumenté en mi artículo ¿Están justificadas las autoridades administrativas de control del contenido de las emisiones? La experiencia norteamericana”, Revista Catalana de Dret Públic El tiempo transcurrido y los últimos acontecimientos alrededor del programa La Noria vienen a confirmar mis tesis. No tanto porque estas hayan ganado por el tiempo y los acontecimientos algún grado de certeza, lo que es discutible en todo razonamiento jurídico, sino porque me reafirmo en las ideas expuestas. Creo más en la libertad de los ciudadanos que en el control administrativo. Los ciudadanos, a través de las empresas correspondientes, han desplegado una presión que han obligado a estas a renunciar a seguir anunciándose en tal programa. Que este conserve una audiencia relevante pone de relieve, a mi juicio, que no hay, ni puede haber, consenso sobre esta cuestión. Y la Administración no está para imponerlo porque los políticos que integran estas autoridades no tienen ningún grado de superioridad moral que pueda servirle de fundamento, lo que, además, considero inviable. No estamos en un terreno moral, sino ciudadano. Estos son los que deben expresar, mayoritariamente, qué es lo que opinan sobre ciertos contenidos expresados en ciertos programas. En el caso de la Noria, una mayoría de ciudadanos, aquellos que no vemos estos programas, nos resulta repugnante que empresas que nos venden productos o servicios se anuncien y con su dinero contribuyen a la continuación de sus emisiones. Esto es lo que ha sucedido: los no espectadores hemos presionado a las empresas que nos venden bienes y servicios para que no se anuncien. La extensión de este mecanismo de presión, estoy convencido, será más eficaz que cualquier medida administrativa impuesta por una sedicente autoridad independiente. Una autoridad que, al menos en el caso de la catalana, sólo le ha interesado el control del contenido político de cierta emisora de radio. Los políticos tienen sus prioridades que no son necesariamente coincidentes con las de los ciudadanos. En todo caso, prefiero las de estos que no las políticas de las autoridades. Estas si que constituyen una amenaza a la democracia.
La astróloga Esperanza Gracia, único 'anunciante' de 'La noria' | Medios | elmundo.es
La astróloga Esperanza Gracia, único 'anunciante' de 'La noria' | Medios | elmundo.es
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