La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia ha detallado, en su Informe del día 7 de enero, los motivos que justificaron su decisión de no validar la subasta para la fijación del coste de la energía de la denominada tarifa eléctrica de último recurso. A su vez, la no validación, sirvió de base para la anulación del resultado de la subasta, por parte de la Secretaría de Estado, por Resolución de 20 de diciembre.
La expectativa era máxima. No sólo para conocer las razones sino por si podrían, por ende, confirmar las temerarias palabras del Ministro de Industria. Éste habló de burda manipulación de la subasta. Una acusación de delitos, como el de la alteración de precios en concursos y subastas públicas (art. 236 Código penal), que no incurrirá en el de calumnia (art. 205), si aquel logra demostrar el hecho criminal (art. 207). El informe era esencial también a estos efectos. La Audiencia Nacional terminará pronunciándose sobre éstas u otras acusaciones.
El hecho acaecido es de extraordinaria gravedad y sin precedente. Ocurrió en la misma semana en la que se había aprobado la nueva Ley del Sector eléctrico, la Ley 24/2013. Ésta augura la culminación de la liberalización: “Transcurridos dieciséis años desde la entrada en vigor de la Ley 54/1997, de 27 de noviembre, puede decirse que, esencialmente, gran parte de sus objetivos se han cumplido”. Así de enfático se pronuncia el Preámbulo de la nueva Ley. Ahora, se nos dice, el reto es el de la financiación, el déficit. La plena realización del “principio de sostenibilidad económica y financiera del sistema eléctrico”. Sin embargo, lo acontecido nos devuelve a la casilla de partida. Volvemos a hablar de intervencionismo, de liberalización, … alentados por unas equivocadas palabras del Ministro que el Informe no respalda.
La investigación no ha terminado. Hay muchos agujeros negros. Muchas dudas. Sin embargo, en el informe se adelantan algunos datos sobre la situación del mercado spot o al contado que, a juicio de la CNMC, influyeron decisivamente en la evolución de la subasta. En el informe se afirma: “Desde el día 2 al 19 de diciembre de 2013, los precios en el mercado mayorista spot se han incrementado hasta alcanzar los 80-90 €/MWh, llegando a niveles no registrados en el mercado ibérico de electricidad (MIBEL), zona española, desde el año 2002, representando un incremento de un 60-70% con respecto a la semana anterior cuyo precio se situaba en el entorno de los 50 €/MWh” (§ 96).
El análisis de las causas de este inusitado y extraordinario incremento de los precios suscita, a mi juicio, perplejidad. Uno espera, siguiendo la estela de las palabras del Ministro, una maquinación fraudulenta y delictiva para alterar el precio de las cosas organizado por una banda de delincuentes, cuyas tropelías son burdas. Sin embargo, la CNMC nos informa sobre el conjunto de hechos que contribuyeron a incrementar los precios: unos, conocidos y programados; otros, desconocidos y aleatorios; y, otros, “misteriosos”. Como en una buena película de intriga. Hay de todo. Los hechos conocidos y programados fue la indisponibilidad de las centrales. En el informe se reconoce que “la mayor parte de la potencia indisponible en diciembre de 2013 ha correspondido a trabajos planificados con antelación por los agentes y acordados con el operador del sistema” (§ 66) y así lo confirma con el análisis de las indisponibilidades nuclear, de carbón, de gas, e hidráulica (§ 67). La “alta indisponibilidad de centrales” era conocida y autorizada.
Los elementos azarosos fueron, por un lado, el viento: en el periodo de análisis, la producción eólica fue un 28% inferior al mismo periodo del año anterior. Hay que tener presente que la contribución eólica a la demanda en el conjunto del año 2013 fue del 22%. Y, por otro, la alta demanda eléctrica originada por las reducidas temperaturas registradas durante algunos días del periodo.
Y, por último, el incremento del precio del gas, motivado por el de la demanda de gas, la disminución de la producción en las plantas de licuación de gas en Argelia, y la disminución del flujo de entrada de gas por la interconexión y de las cargas de buques programadas. Aquí se aporta el “misterio”: “la programación de cargas y descargas de buques de GNL se ha visto alterada. En la planta de Huelva no se realizaron las cargas de buques programadas para los días 14, 15, 24, 25 y 26 de diciembre” (§76). Nada más. Ninguna razón.
Demasiados enigmas. Demasiadas incógnitas. Varios responsables comienzan a vislumbrarse: Eolo y Apeliotes. Los grandes manipuladores: el viento y el otoño. Una duda: ¿cómo se pueden programar tantas actividades sin reparar en la incidencia sobre el precio de la energía y la seguridad del suministro? La liberalización energética sigue siendo un desiderátum como hace años. Forma parte del paisaje regulatorio. Entre todos la mataron y ella sola se murió. La combinación entre listos e incompetentes produce monstruos que ni la imaginación más calenturienta puede imaginar. Eolo, Apeliotes y todos los dioses a la cárcel, ¡ya!
(Expansión 15/01/2014)
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