El sector de la energía es uno de los sectores donde el peso de la intervención pública es más notable. La respuesta es la influencia permanente del sector sobre la intervención mediante el nombramiento de antiguos altos cargos con capacidad de "interlocución" con el poder (43 políticos 'enchufados' en eléctricas | Crónica | EL MUNDO). El do ut dest que sostiene la regulación del sector: "tu me intervienes yo te influyo". Es más difícil liberalizar que influir. Es más, la intervención puede ser utilizada al servicio de los intereses de los intervenidos: la captura de la regulación. Según la teoría clásica de la regulación (Stigler, ...) son los intereses regulados los que más se oponen a la liberalización porque han capturado la regulación. Esta es una vía muy importante para obtener rentas. La liberalización crea un marco de incertidumbres que no les beneficia.
En el momento presente con la corrupción como uno de los grandes protagonistas, uno de los temas de debate es el relativo a su fuente, su origen, al menos, psicológico. Dos palabras aparecen como recurrentes: avaricia y codicia. Son palabras muy próximas en su significado pero distintas. Según el Diccionario de la Lengua española, avaricia es el "afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas". En cambio, codicia es el "afán excesivo de riquezas." En ambos casos, se tratan de afanes, deseos, impulsos que tienen por objeto las riquezas. Las diferencias se sitúan, en primer lugar, en el cómo se hacen realidad tales impulsos. En el caso de la avaricia, es un deseo "desordenado". En cambio, de la codicia nada se dice, sólo que es "excesivo". Sin embargo, también el exceso está presente en la avaricia. Es más, se podría decir que el afán desordenado es, en sí mismo, un exceso. Así como también lo es el deseo de atesorarlas. En e...
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