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Racionalización del sector público

España necesita soluciones y, además, reales. Esto es, soluciones o medidas que se apliquen con lealtad y rigor. Creo que la situación en la que nos encontramos reclama menos propaganda, menos gestos, menos publicidad, menos titulares de prensa y más compromiso con la solución real de los problemas. La reforma de las Administraciones siempre ha sido el terreno propicio para la propaganda. Unos y otros se han enfrascado en guerras publicitarias que nada han contribuido a la solución. Las Administraciones siguen como estaban. Tenemos un sistema de Administraciones muy pesado y muy oneroso. La organización territorial del Estado y la consiguiente distribución de competencias ha producido este resultado. Una organización en la que los partidos han convertido a las Administraciones en los cortijos en los que repartir prebendas entre sus profesionales que, a su vez, algunos, han aprovechado para su enriquecimiento personal, como lamentablemente estamos viendo los casos de corrupción que están haciéndose públicos.

Se necesita determinación, firmeza, claridad de ideas pero, sobre todo, cumplir y hacer cumplir lo decidido. La propaganda ha gobernado la reforma de la Administración. Un último ejemplo, el rimbombante Real Decreto 701/2013, de 20 de septiembre, de racionalización del sector público (PDF (BOE-A-2013-9968 - 11 págs. - 218 KB) publicado en el BOE del día de hoy. Con ese título uno se imagina lo que se nos anuncia: la racionalización del sector público. Se trataría del sector público de la Administración General del Estado. Un ámbito necesitado, como los demás, de la reforma. Su contenido produce decepción. Se acuerda: extinguir y liquidar: el Organismo Autónomo de Cría Caballar de las Fuerzas Armadas, las unidades de apoyo ante desastres, las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social, la Gerencia del Sector de la Construcción Naval, y el Comisionado del Gobierno para la Reconstrucción y Reactivación Económica de la Zona de Lorca. No  se incluye ningún cálculo de los ahorros que estas supresiones supone, lo que me hace sospechar que no es tan importante como el título del Real Decreto nos anuncia.

La sorpresa no queda reducida a la falta de acomodo entre el título y la realidad del contenido del Real Decreto. Se aprovecha para (i) regular las primas al sector naval y (ii) la comisión para la igualdad entre hombres y mujeres en el seno de la Administración general del Estado. No deja de ser curioso que una medida de "racionalización" del sector público para ahorrar se hace acompañar de otra, como la de las primas al sector naval, que precisamente van en la dirección contraria. Son las paradojas del momento presente. Se trata de aguantar, aguantar y aguantar hasta que cambie el sino de los tiempos y para evitar molestar lo menos posible que las reformas sean lo más cosméticas posibles. La propaganda y sólo la propaganda.
 




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