Paul Krugman, el famoso premio Nobel de Economía y también famoso articulista norteamericano, encabeza el combate contra la reducción del déficit público. La tesis que sostiene es que ahora no es conveniente reducir el déficit e, incluso, habría que incrementarlo, para aportar recursos a los ciudadanos para que puedan alimentar la maquinaria económica. Ahora bien, puedo entender esta tesis. Mi único argumento, no necesariamente en contra, es hasta cuándo se va a alimentar la maquinaria por esta vía. No se estará hipotecando las generaciones futuras que deberán soportar esta pesada carga que habría de dejársela. Mi visión es más micro que macro. No me imagino una familia endeudandose aún más para pagar las deudas presentes a costa de las deudas futuras ante la eventualidad de que en dicho hipotético momento futuro tendrá los recursos suficientes para afrontar las deudas. En un determinado momento ni se podrá endeudar más ni tampoco el muy favorable futuro lo será tanto para afrontar los pagos; tanto un problema del presente (contraer más deudas) como de futuro (imposibilidad de pagar estas deudas). En fin, siempre me parece más razonable administrar con cabeza los recursos escasos que tenemos. En España, en los últimos años, hemos vistos que se ha gastado sin cabeza y, sobre todo, sin pensar en el largo plazo sentando las bases de la recuperación económica. Esta es otra vertiente esencial. ¿Alguién piensa en qué es lo que debemos hacer para ingresar más en el futuro? Sólo se piensa en gastar pero no se piensa en qué es lo que debemos hacer para ingresar más.
PD: Mientras tanto sigue creciendo la tasa de morosidad del sistema financiero español. Según datos que ha difundido el Banco de España, el volumen de créditos de dudoso cobro del conjunto del sector financiero rozó los 100.000 millones de euros.
Op-Ed Columnist - That ’30s Feeling - NYTimes.com
PD: Mientras tanto sigue creciendo la tasa de morosidad del sistema financiero español. Según datos que ha difundido el Banco de España, el volumen de créditos de dudoso cobro del conjunto del sector financiero rozó los 100.000 millones de euros.
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