Los trabajos de Rodrik tienen más calado de lo que me había imaginado. Más calado, lógicamente, en lo que a mi me interesa y que es, además, la perspectiva que preside este blog: la conexión entre mercado y Derecho y, más generalmente, el Estado. Rodrik destaca (en Feasible Globalizations) que "the paradox of markets is that they thrive not under laissez-faire but under the watchful eye of the state". Esta es la clave. La importancia de las instituciones públicas y, en particular, el Derecho. Ahora bien, la configuración de estas instituciones precisamente porque son importantes para el mercado tendrán unos u otros efectos sobre el mismo. De ahí la importancia que he subrayado a lo largo de mis últimas publicaciones de la mejora de la calidad de la regulación (better regulation). Son tan importantes que debemos ser exigentes sobre su necesidad y su diseño y eficacia institucionales. Más adelante, desarrolla una interesante precisión entre funciones y formas de las instituciones. Las funciones de creación, regulación, estabilización o "legitimación" del mercado son consustanciales al propio mercado. No podría haber un mercado sin que existieran instituiciones que desplegaran las funciones indicadas. Ahora bien, estas funciones pueden ser desplegadas por "formas institucionales" diferentes. Lo que había señalado respecto de la necesidad-diseño institucionales. Estas varían en los distintos sistemas jurídico-políticos. En unos casos estas "formas" serán más eficaces que en otros. De ahí, como he dicho, del reto de la better regulation, directamente asociado al diseño de las formas institucionales adecuadas.
En el momento presente con la corrupción como uno de los grandes protagonistas, uno de los temas de debate es el relativo a su fuente, su origen, al menos, psicológico. Dos palabras aparecen como recurrentes: avaricia y codicia. Son palabras muy próximas en su significado pero distintas. Según el Diccionario de la Lengua española, avaricia es el "afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas". En cambio, codicia es el "afán excesivo de riquezas." En ambos casos, se tratan de afanes, deseos, impulsos que tienen por objeto las riquezas. Las diferencias se sitúan, en primer lugar, en el cómo se hacen realidad tales impulsos. En el caso de la avaricia, es un deseo "desordenado". En cambio, de la codicia nada se dice, sólo que es "excesivo". Sin embargo, también el exceso está presente en la avaricia. Es más, se podría decir que el afán desordenado es, en sí mismo, un exceso. Así como también lo es el deseo de atesorarlas. En e...
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