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Las armas y el Derecho en Estados Unidos

La horrible matanza acaecida recientemente en la escuela de educación primaria de Newtown, Connecticut (EEUU) que dejó un saldo de 26 muertos, entre ellos 20 niños de entre cinco y 10 años tiroteo) ha reabierto el eterno debate en Estados Unidos sobre las armas. Nuestra mentalidad, nuestra historia y nuestras experiencias vitales nos incapacita para entender cómo pueden suceder estas cosas. Las cifras son espectaculares: más de 300 millones de armas, más de 30.000 muertes anuales relacionadas con las armas (de las cuales la mitad lo son por suicidio), ... No lo podemos entender cómo en la cuna de la democracia se pueden producir estos hechos. La explicación histórica es inevitable. Las armas están unidas a la Historia de Estados Unidos. Su propia creación como nación está asociada a las armas. La Constitución de Estados Unidos reconoció un confuso derecho a llevar armas. La segunda enmienda (1791) dispone que
"Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas."
Durante más de 200 años se estuvo discutiendo si el derecho al que se refería la segunda enmienda era o no un derecho individual. Un sector doctrinal consideraba que se trataba de un derecho colectivo puesto que se refería al derecho del pueblo a poseer y portar armas era un derecho que debía ejercerse a través de la milicia, o sea, el ejercito. No era, por tanto, un derecho individual sino un derecho en el seno de la milicia. Otro sector, en cambio, consideraba que era un derecho individual. En el año 2008 el Tribunal Supremo de Estados Unidos se pronunció sobre la cuestión y resolvió definitivamente el debate. En la Sentencia DC v. Heller (2008) y posteriormente en McDonald v. City of Chicago (2010) el Tribunal afirmó que era un derecho individual. Cada ciudadano norteamericano tiene, por tanto, el derecho constitucional a poseer y portar armas para su autodefensa. Merece destacarse que se ha esperando 200 años porque los partidarios del derecho a las armas han esperado el momento propicio. Ha sido una espera deliberada. No había provocado la cuestión porque no estaban seguros del resultado. Tampoco los partidarios de la otra opinión. El pronunciamiento se produjo cuando los partidarios estaban convencidos del éxito como, en efecto, sucedió.

El reconocimiento de este derecho traslada el debate a otro ámbito: el control de su ejercicio. Cada Estado pero también, cada ciudad, e, incluso, Universidad, tiene su propia regulación. De los 51 Estados hay algunos como Vermont, Wyoming, Arizona, Alaska, y partes de Montana donde la tenencia no está sometida a ningún tipo de control; es absolutamente libre. En cambio, en otros, existen controles más o menos rigurosos asociados, en términos generales, a una licencia o permiso que, para su obtención, sólo se requiere, en los casos más extremos, no haber cometido ningún delito, no tener enfermedades mentales, ... En caso de cumplirse estos requisitos, se podrá obtener la licencia. El resultado es que cada año se concede unos 8 millones de permisos.

El debate, como digo, se centra en los requisitos: que sean más estrictos, que se examine la salud mental del solicitante, que se impide la venta en ferias sin control, que se prohiban la venta de armas que no están asociadas estrictamente con la defensa personal como son las armas semiautomáticas y los cartuchos con un número elevado de munición, ... Aquí se sitúa la discusión sobre la vuelta a aplicar la prohibición de las armas semiautomáticas. Ya fueron prohibidas pero hace unos años que recuperaron su vigencia. Me imagino que algún control más riguroso se introducirá, aunque no será sencillo. La inmensa mayoría de los ciudadanos. Según una encuesta de la empresa Gallup, en el año 2011 el 47 por 100 de los americanos adultos poseían en su casa una o más armas. En cambio, sólo el 26 por 100 de los americanos son favorables al control de las armas. Esto vendría a explicar el poder de la National Rifle Association: sus ideas son coincidentes con las de la mayoría de los americanos.

En la blogsfera podemos encontrar numerosas e interesantes opiniones sobre este debate:

Goldberg & Kopel on Guns and Gun Control

Gun Control: The Missing Movement

Why It’s Hard to Prevent Mass Shootings

Why Not Just Make Guns Slightly Harder for the Bad Guys to Get?

Guns and Courts

Daily Read: Carl Bogus on Second Amendment Constitutional Scholarship

Do Civilians Armed With Guns Ever Capture, Kill, or Otherwise Stop Mass Shooters?

Por último, es muy ilustrativo del debate el artículo de Jeffrey Goldberg publicado en el número de diciembre de la revista The Atlantic:  “The Case for More Guns (And More Gun Control).”

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