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Ciudadanos ahogados por los pueblos

Mi columna de esta semana se la dedico a uno de los temas que más me han interesado en los últimos tiempos: los ciudadanos y su relación con la nación o los pueblos. Es la reinvindicación de la libertad individual e, incluso, la disidencia, frente a las naciones y los pueblos. La Carta pastoral de los obispos catalanes me ofrece una oportunidad excelente para esta reflexión. A su vez, la Sentencia del Tribunal Constitucional de 16 de marzo de 2011 sobre la inconstitucionalidad del artículo 51 del Estatuto de Autonomía de Andalucía, me ofrece, por comparación, el referente del significado de la unidad del ordenamiento jurídico como garantía de la igualdad de los ciudadanos. El conflicto entre el ciudadano, libre e igual, y el pueblo y la nación. La experiencia histórica está plenamente consolidada respecto de qué sucede cuando se igualan aquél y este. Ya sabes quíen es el sacrificado.

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