Convergencia, cabeza visible del nacionalismo, supuestamente, moderado catalán, se decanta por la opción soberanista. En realidad, se trata de hacer pública esta opción que siempre ha estado presente, desde sus orígenes, en el nacionalismo catalán. Esta publicitación del soberanismo ( "su compromiso para que Catalunya se convierta en una nación libre y soberana en la Europa del siglo XXI y en un mundo interrelacionado", todo ello "asumiendo la concepción de Estado moderno" de este siglo) se dirige hacia el "mercado interior" catalán pero también se aprovecha hacia el "mercado exterior" para presionar al Tribunal Constitucional a cuenta del examen de la constitucionalidad del Estatut de Catalunya. Sin embargo, esta publicitación puede liberar al Tribunal de la losa de la reacción independentista si el fallo es desfavorable. Ha quedado claro que el soberanismo es un objetivo del nacionalismo con o o sin fallo del Tribunal, con o sin Estatut, con o sin la voluntad de pacto del Estado. Es un elemento que siempre ha estado presente y que no es renunciable. Siendo así fuese cuál fuese el fallo no va a afectar a este objetivo. Si es favorable al Estatut, será utilizado en el camino hacia el soberanismo. Si no es favorable al Estatut, será una excusa para seguir el camino hacia el soberanismo porque será la base del nuevo victimismo. La única diferencia es si el camino hacia el soberanismo se hace haciendo uso o no del Estatut. Esta es la única diferencia. La Vanguardia: CDC no descarta ejercer el derecho a la autodeterminación de Catalunya
En el momento presente con la corrupción como uno de los grandes protagonistas, uno de los temas de debate es el relativo a su fuente, su origen, al menos, psicológico. Dos palabras aparecen como recurrentes: avaricia y codicia. Son palabras muy próximas en su significado pero distintas. Según el Diccionario de la Lengua española, avaricia es el "afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas". En cambio, codicia es el "afán excesivo de riquezas." En ambos casos, se tratan de afanes, deseos, impulsos que tienen por objeto las riquezas. Las diferencias se sitúan, en primer lugar, en el cómo se hacen realidad tales impulsos. En el caso de la avaricia, es un deseo "desordenado". En cambio, de la codicia nada se dice, sólo que es "excesivo". Sin embargo, también el exceso está presente en la avaricia. Es más, se podría decir que el afán desordenado es, en sí mismo, un exceso. Así como también lo es el deseo de atesorarlas. En e...
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