Hoy varios periódicos dedican importantes artículos a la situación fiscal de Cataluña. La Vanguardia publica un interesante artículo que ofrece ciertos datos de interés. Viniendo de dicho periódico merece ser destacado. El tema del déficit fiscal constituye un elemento tan arraigado en el imaginario colectivo catalán que, incluso, los datos, son irrelevantes. El suplemento Mercados del periódico El Mundo ofrece otros datos no menos importantes. La composición de lugar que me hago, cruzando la información de unos y de otros es la siguiente:
- Los datos de la liquidación del sistema de financiación del ejercicio 2010, y fijando la media española por cápita en 100, Catalunya es la tercera contribuyente con 118,5 y recibe 98,9, la décima de ese ranking.
- 132.580 millones de euros son el total de la recaudación de IRPF, IVA e impuestos especiales. De ellos, Madrid aportó en 2011 66.090 y Cataluña, 27.149.
- Las transferencias percibidas por Cataluña y por Madrid: 15.777 millones son el total de los ingresos a cuenta del año 2012 de Cataluña, más que los 11.475 de Madrid pese a que ésta recauda más del doble en tributos. En transferencias, Cataluña recibe otros 24.000 millones de euros (correspondientes al año 2013), mientras que la región capitalina, 15.000.
- El volumen de la deuda pública catalana: 42.719 millones de deuda, casi 2.000 millones de intereses. Esos datos pueden ser argumento de la situación de asfixia que viven las arcas de la Generalitat pero no justifican el crecimiento incontrolado de la deuda hasta alcanzar los 42.719 millones en el 2011, casi el 21% del PIB catalán, lo que genera vencimientos para este año de 13.476 millones de euros. Se añade a las dificultades el aumento del coste financiero, que lleva a la Generalitat a pagar este año un 34,9% -516,4 millones- más de intereses por la deuda que el año pasado hasta alcanzar los 1.994,3 millones. Y la previsión de otros 1.020 millones, 541,7 más que en el 2011, correspondiente al pago de inversiones con financiación diferida, como la Línea 9 del Metro, aunque el Govern ya ha renegociado los plazos para aligerarlos.
- El volumen de la deuda pública catalana se incrementó exponencialmente (el 200 por 100) con los gobiernos de izquierdas presididos por el PSC: Cuando Pasqual Maragall inició en 2003 el primer gobierno tripartito, Cataluña tenía una deuda pública de 10.900 millones de euros, el 7,4% de su PIB. Y cuando la coalición abandonó el poder en 2010, los números rojos llegaron a los 34.229 millones de euros: ¡un 200% más!. El ratio deuda/PIB quedó situado en el 17,3%. Y lo más sorprendente es que el endeudamiento se produjo en un periodo en el que los ingresos se multiplicaron por el boom del ladrillo. Mientras Cataluña disparaba su deuda, España la redujo a la mitad.
- La balanza comercial de Cataluña y el resto de España: En el año 2004, Cataluña vendió al resto de España, 47.167 millones de euros, mientras que le compró productos por 26.209 millones, es decir, un saldo positivo de 20.957 millones. Hoy, los empresarios catalanes venden a los clientes españoles 49.389 millones y compran por 26.705, con un saldo positivo de 22.684 millones.
El retrato resultante es complejo. Muy lejos de la simplicidades que nos quieren transmitir. Si existiera buena fe y lealtad mutua, el acuerdo sería factible. Hay margen para encontrar un punto de encuentro. En cambio, los nacionalistas han optado por la ruptura. Las cifras son irrelevantes. La excusa está servida. Lamentablemente, muchos se la creen como dogma de fe.
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