¿Se acabó? No. El secesionismo ha demostrado una enorme capacidad para la "invención". El último golpe se convertirá, una vez más, en un nuevo éxito. Tiene la complicidad de la prensa afecta, ricamente abonada por los millones de las subvenciones. La noticia ha pasado sin pena ni gloria en aquellos medios. La carta de la Comisaria Reding en donde aclaraba sus confusas palabras a respuestas a las preguntas de un periodista, y que ya fueron comentadas en este blog, ha aclarado muchas cosas. Ha aclarado la confusión. No dice nada nuevo; lo que dice es lo que algunos venimos diciendo desde hace mucho tiempo. En boca de la Vicepresidenta de la Comisión tiene una dimensión radicalmente distinta. Ya no hay argumento para sostener la disparatada pregunta que según Mas podría hacerse en el referéndum (o consulta) que se quería organizar para alentar el camino hacia la independencia. En efecto, Cataluña no sería un nuevo Estado de la Unión Europea. No lo sería, no lo podría ser si insisten en su secesión unilateral. No cabe, en el contexto de los Estados democráticos y de Derecho, la secesión de este tipo. Tampoco cabe en una organización internacional de tales Estados como es la Unión Europea. Si Cataluña quiere ser independiente de manera unilateral primero tiene que convertirse en un nuevo Estado de la no-Europa y esperar en esta situación de manera indefinida. Los empresarios ya tienen, por fin, la excusa que estaban buscando para hablar, con claridad, sobre qué futuro espera a Cataluña y a sus empresas.
En el momento presente con la corrupción como uno de los grandes protagonistas, uno de los temas de debate es el relativo a su fuente, su origen, al menos, psicológico. Dos palabras aparecen como recurrentes: avaricia y codicia. Son palabras muy próximas en su significado pero distintas. Según el Diccionario de la Lengua española, avaricia es el "afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas". En cambio, codicia es el "afán excesivo de riquezas." En ambos casos, se tratan de afanes, deseos, impulsos que tienen por objeto las riquezas. Las diferencias se sitúan, en primer lugar, en el cómo se hacen realidad tales impulsos. En el caso de la avaricia, es un deseo "desordenado". En cambio, de la codicia nada se dice, sólo que es "excesivo". Sin embargo, también el exceso está presente en la avaricia. Es más, se podría decir que el afán desordenado es, en sí mismo, un exceso. Así como también lo es el deseo de atesorarlas. En e
El portavoz Olivier Bailly no lee la carta de Reding de la misma manera ("...pas du tout même")
ResponderEliminarhttp://ec.europa.eu/avservices/player/streaming.cfm?sid=214379&type=ebsvod
Tambien son interesantes las últimas preguntas-respuestas