La batalla política que el secesionismo está suscitando se está desarrollando en varios frentes. Los secesionistas saben que el frente internacional es el clave; incluso, el más importante, al menos, para ellos. Todos sus esfuerzos se están centrando en este ámbito. Dan por descontando que el frente nacional (español) está perdido. Les resulta irrelevante qué es lo que opinen aquellos que compran el grueso de los productos catalanes; les resulta insignificantes qué es lo que estos vayan a hacer. Es más, una reacción negativa de estos será utilizada para justificar aún más el secesionismo. En el frente internacional se están implicando a fondo, especialmente, en la prensa anglosajona. Hoy tenemos dos ejemplos bien distintos pero que van en la misma dirección. Por un lado, la entrevista a A. Mas en The New York Times (Catalan Leader Boldly Grasps a Separatist Lever) y, por otro, la información de Sport Ilustrated sobre el clásico Real Madrid - Barcelona (Gerard Piqué: “La rivalidad es también Cataluña-España, no solo Barcelona-Madrid”), reconvertido en España - Cataluña, cuando hay más jugadores de la selección española en este último que en aquél. La internacionalización es crítica para los objetivos de aquellos. Es el escenario en el que se sientan las bases para el eventual reconocimiento de la independencia unilateral que pretenden llevar a cabo. Me sorprende, por un lado, el abandono por parte de los constitucionalistas de este frente, tanto como, por otro, la prensa internacional no es capaz ni de recoger, incluso modestamente, la opinión contraria. El monólogo de la verdad absoluta, indiscutida e indiscutible. La tiranía de la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. La de ellos. Viva la libertad.
En el momento presente con la corrupción como uno de los grandes protagonistas, uno de los temas de debate es el relativo a su fuente, su origen, al menos, psicológico. Dos palabras aparecen como recurrentes: avaricia y codicia. Son palabras muy próximas en su significado pero distintas. Según el Diccionario de la Lengua española, avaricia es el "afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas". En cambio, codicia es el "afán excesivo de riquezas." En ambos casos, se tratan de afanes, deseos, impulsos que tienen por objeto las riquezas. Las diferencias se sitúan, en primer lugar, en el cómo se hacen realidad tales impulsos. En el caso de la avaricia, es un deseo "desordenado". En cambio, de la codicia nada se dice, sólo que es "excesivo". Sin embargo, también el exceso está presente en la avaricia. Es más, se podría decir que el afán desordenado es, en sí mismo, un exceso. Así como también lo es el deseo de atesorarlas. En e...
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