Es un tema ya antiguo. Desde el año 2012 vengo denunciado públicamente la endogamia en la Universidad. Ese año publiqué un artículo en la revista El Cronista, gracias a la generosidad y el compromiso con la Universidad de su director, el Profesor Santiago Muñoz Machado (aquí).
En el año 2015 volví sobre el mismo asunto cuando publiqué una entrada en el blog de Hay Derecho, gracias, también, a la iniciativa de su editor Rodrigo Tena que se quejaba del silencio que rodea este asunto entre los universitarios (aquí).
Ahora vuelve. Y seguirá volviendo hasta que la sociedad no asuma que tenemos un gravísimo problema en las Universidades españolas: la endogamia.
Es un problema que lejos de solucionarse, las últimas reformas legislativas, lo han legalizado, como he comentado en otra entrada de este blog (aquí), mediante la denominada "promoción interna".
No puede haber progreso sin la calidad de las instituciones. Y entre estas, debe ocupar un lugar sobresaliente, las dedicadas a la investigación y a la educación, en particular, las Universidades.
Cuando reina la impunidad, como sucede en las Universidades, sólo pueden surgir monstruos.
En las Universidades españolas nos podemos encontrar de todos los imaginables. Lo que en otros ámbitos suscitarían grandes escándalos, en el universitario, incluso, están legalizados.
O la sociedad reacciona, o nunca se reformarán las Universidades. Hay demasiados intereses internos para que nada cambie. Y nada cambiará si de ellos depende.
En el año 2015 volví sobre el mismo asunto cuando publiqué una entrada en el blog de Hay Derecho, gracias, también, a la iniciativa de su editor Rodrigo Tena que se quejaba del silencio que rodea este asunto entre los universitarios (aquí).
Ahora vuelve. Y seguirá volviendo hasta que la sociedad no asuma que tenemos un gravísimo problema en las Universidades españolas: la endogamia.
Es un problema que lejos de solucionarse, las últimas reformas legislativas, lo han legalizado, como he comentado en otra entrada de este blog (aquí), mediante la denominada "promoción interna".
No puede haber progreso sin la calidad de las instituciones. Y entre estas, debe ocupar un lugar sobresaliente, las dedicadas a la investigación y a la educación, en particular, las Universidades.
Cuando reina la impunidad, como sucede en las Universidades, sólo pueden surgir monstruos.
En las Universidades españolas nos podemos encontrar de todos los imaginables. Lo que en otros ámbitos suscitarían grandes escándalos, en el universitario, incluso, están legalizados.
O la sociedad reacciona, o nunca se reformarán las Universidades. Hay demasiados intereses internos para que nada cambie. Y nada cambiará si de ellos depende.
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